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La respuesta a la crisis migratoria de Venezuela se encuentra dentro de Venezuela

Avatar del Marianne Van Steen

"No hay continente en el que la batalla entre ideologías sea tan intenso y devastador como en América Latina. Pero no se puede permitir llegar a extremos que empujen a tantos ciudadanos a buscar refugio fuera de su país"

Hace 30 años, Venezuela era probablemente uno de los países más desarrollados, ricos y modernos de América Latina.

Entre sus riquezas naturales poseen más ‘oro negro’ que ningún otro país del planeta.

Si naciste ahí podías considerarte privilegiado y pensar que tenías tu futuro garantizado. Pero al pasar de los años, este futuro prometedor se convirtió más bien en una pesadilla.

No se sabe cuántos exactamente, pero se estima que alrededor de 5 millones de venezolanos salieron de su país buscando ‘sobrevivir’.

La crisis migratoria venezolana es la segunda emergencia migratoria más importante del siglo XXI, aunque también la menos conocida.

Varios países en América Latina recibieron a sus hermanos venezolanos con los brazos abiertos y debieron ser aplaudidos por esto. Pero no fue hasta hoy que la comunidad internacional valoró este esfuerzo al entender que, al crecer el número de desplazados, las economías de acogida simplemente no podían absorber más, menos aún con la actual crisis sanitaria.

En este contexto, la Unión Europea y España, junto con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), la Organización Internacional para la Migración (OIM), y los gobiernos de Canadá y Noruega, tomaron la iniciativa para abrir los ojos del mundo y levantar fondos para apoyar a los países receptores, en particular Colombia, Ecuador y Perú.

La ‘Conferencia Internacional de Donantes en Solidaridad con los Migrantes Venezolanos’ tuvo lugar, de manera virtual, el martes 26 de mayo. Se conectaron más de 60 países y se logró recaudar fondos (reembolsables y no reembolsables) por un monto de casi USD 2,8 mil millones.

Es sin duda un gesto importante pero, ¿será suficiente? Sabemos todos que no.

El problema está en Venezuela y es allí, y solamente allí, donde debe surgir la solución a esta crisis sin precedentes.

Ya es tiempo de dejar atrás ideologías, ambiciones y la lucha por ‘tener la razón’.

No hay continente en el que la batalla entre ideologías sea tan intenso y devastador como en América Latina. Pero no se puede permitir llegar a extremos que empujen a tantos ciudadanos a buscar refugio fuera de su país.

Ya es tiempo de entender que ninguna línea de pensamiento o interés económico puede justificar el sufrimiento humano, ya sea de tu amigo o de tu enemigo.

En este mes de junio, a propósito de la celebración del Día Mundial del Refugiado el próximo sábado 20, deberíamos reflexionar acerca de que ya es tiempo de ser pragmáticos.

Es tiempo de trabajar para dar nueva vida a un país tan maravilloso.

Es tiempo de ofrecer oportunidades a su gente. No porque sea una imposición desde afuera sino porque nace desde la voluntad de los venezolanos para los venezolanos: sin ganadores o perdedores, sino con todo un país vencedor.