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El tercero no fue el vencido

Avatar del María Josefa Coronel

"No sabemos si cambiará y tampoco sabemos qué intenciones tendrá el cuarto vicepresidente"

Después de Jorge Glas, que está en la cárcel; después de Alejandra Vicuña, que está procesada por actos de corrupción, la presencia de Otto Sonnenholzner refrescó la imagen del Gobierno y alivió la gestión pública.

La templanza de Otto salió a la luz ya que, sin duda alguna, tuvo que resistir la densidad e hipocresía típicas de las estructuras del poder alrededor de la crisis sanitaria por la pandemia. Esto sin contar el destape del reparto de hospitales.

Su salida había sido anunciada desde hace algunos meses, pero los efectos de la COVID-19 aplazaron su supuesta salida prevista luego del 24 de mayo. Me imagino que no podía irse en crisis nacional de salud.

Reconocer la consideración ante la pandemia del saliente vicepresidente no equivale a engrandecer a nadie, pero sí hay que reconocer la pequeña dosis de credibilidad que maneja este gobierno. Un gobierno que se sostiene por la gestión de un par de ministros y la sensación de que se trata de un gobierno que va de salida.

¿Cuáles serán las verdaderas razones que lograron la renuncia de Otto? En primer lugar, creo yo, que es el estilo propio de Sonnenholzner. Un joven empresario acostumbrado a estrategias ejecutivas por resultados y no por conveniencias ni adules de poder. Una manera de trabajar autónoma versus un gobierno centralizado. Finalmente, quiero creer que se fue porque no pudo entender cómo se acomoda tanta corruptela.

Paradójicamente, la Asamblea Nacional, organismo marcado por la inmoralidad de la mayoría de sus componentes, será quien conocerá y resolverá la terna para el reemplazo.

El Ecuador tendrá la vergüenza histórica de tener que elegir a un cuarto vicepresidente en un periodo de casi tres años porque la corrupción, a los dos primeros vicepresidentes los hizo claudicar ante ella, y el tercero, sencillamente no se dejó vencer.

Así se escribe la historia, hasta hoy, de la política del país. No sabemos si cambiará y tampoco sabemos qué intenciones tendrá el cuarto vicepresidente.