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"vivimos en constante riesgo de contagio entre el virus y la corrupción"

No solo tenemos que lidiar con la incertidumbre de los efectos y mortalidad de la COVID-19, sino que nos toca enfrentar las próximas elecciones con casi todas las organizaciones políticas partidas desde dentro. Así, el Consejo Nacional Electoral y su respectivo Tribunal, giran alrededor de la división entre consejeros y de la capacidad jurídica de defensa frente a la Contraloría General del Estado por las inscripciones de organizaciones políticas con altas sospechas de ser improcedentes.

Por otro lado, el Poder Judicial, bajo el mando del Consejo de la Judicatura, ha iniciado su concurso de jueces de la Corte Nacional sin mucho liderazgo de su presidenta, incluso al interior del propio Consejo y en algunos sectores, como el de la provincia del Guayas. Sin perjuicio de las buenas intenciones que ha manifestado, se la percibe como una funcionaria que desconoce la realidad de la Judicatura y por haberse empeñado en cerrar el paso de las obras hechas en administraciones anteriores.

La Función Ejecutiva, por su parte, en la frente lleva marcada la corrupción descubierta durante la crisis sanitaria. Y la Función Legislativa, tan pobre en imagen, califica de impresentable a la terna enviada por el presidente Moreno para el reemplazo de su vicepresidente, quien renunció sin dejarnos expresamente claras sus razones, permitiendo que uno las asuma tácitamente.

Paralelo al creciente número de personas que pierden el empleo y la lucha que ello conlleva, hay un grupo de médicos que dicen estar alertas debido a que un grupo de personas que ya tuvieron COVID-19 están sintiendo nuevamente síntomas parecidos y anuncian, para Guayaquil, un posible rebrote, situación que tiene un mensaje claro: los tales anticuerpos tienen vida corta.

Conclusión, vivimos en constante riesgo de contagio entre el virus y la corrupción. Ahora más que nunca tenemos que tomarnos en serio el proteger nuestra mente y cuerpo. Nunca antes, repito, se ha requerido tanto de una armonía iluminada entre lo corporal y lo espiritual para tener una vida y sociedad en plenitud.