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¿Enceguecidos por la violencia?

Avatar del María Josefa Coronel

Me pregunto si aún somos capaces de descubrir el rostro materno en toda la Creación que nos rodea. ¿O, acaso, hasta para ello seguimos ciegos?

La violencia dejó de ser una excepción en nuestras vidas y pasó a representar una despiadada forma de comunicarse.

En estos últimos días impresionó mucho leer y oír cuánto descalificaron a aquellas personas que celebraron la resolución de la Corte Constitucional con relación al aborto en casos de violación. Supongo que tanto los consumió “el amor al prójimo” que del mismo Lucifer no pudieron salir palabras tan condenatorias. ¿Tanto defienden la vida que escupen sobre la existencia de los que no piensan igual?

Qué decir de la injustificada intromisión en la vida privada de la alcaldesa de Guayaquil. Tal vez que les gusta tanto ver a la gente golpeada o caída, que prefieren hacer leña de ella en lugar de guardar respeto ante lo que no les incumbe. ¡Bárbara, tanta censura hipócrita!

También violencia delincuencial que se convirtió en una organización internacional del crimen. Sicariatos por doquier y ya no importa dónde. En la madrugada del miércoles pasado, varios asesinos lograron entrar a la clínica Kennedy y mataron, equivocándose de víctima, a una paciente. ¿En manos de quién está el Ecuador? ¿Tendremos autoridades capaces de librarnos de aquello que se ha enraizado en nuestro país?

En Colombia, mientras que las calles son marcadas por la violencia, no solo los colombianos seguirán perdiendo; en la frontera de los EE. UU. hay más de 20.000 niños migrantes encerrados en espera de trámites que pueden durar años. ¿Cree usted que eso no nos afecta a todos?

En India, cerca de veinte millones de personas están infectadas de COVID. No tienen ni oxígeno suficiente, menos pudieran tener vacunas.

Seguimos viendo cómo el poder del ego sigue provocando que gente inteligente claudique ante el encanto de sentirse superior y de “tener la razón”.

Todo esto mientras la pandemia les arrancha la vida a los nuestros. Y hablando de vida, es este domingo el día que celebramos a las madres, a la Vida, a esa entrega desinteresada. Me pregunto si aún somos capaces de descubrir el rostro materno en toda la Creación que nos rodea. ¿O, acaso, hasta para ello seguimos ciegos?