En primer lugar, una sociedad hastiada de corrupción, infectada de animadversión contra quien piense distinto, y sobreviviente de un excesivo machismo, violencia familiar y abuso a niños y niñas.

Le esperan 137 asambleístas, de los cuales 48 son la mezcla del correísmo, trepados en el tan siempre ofrecido partido de Jairala. En ese grupo este está Carlos Zambrano, quien según Observatorio solo asistió a 22 de las 231 sesiones, además no presentó proyecto alguno. También Sofía Espín, quien fuera destituida por visitar a quien fuera procesada por secuestro a Fernando Balda. Roberto Cuero, exgobernador del Guayas, conocido con su socio Quiñónez, como los tumbacasas. Nadie se olvida de los desalmados desplazamientos a los pobres de entre los más pobres. 

Alexandra Arce, exalcaldesa de Durán, a quien detuvieron, por los hechos violentos ocurridos en Octubre 2019, para investigarla por el delito de asociación ilícita. Finalmente, Pierina Correa, sobre la que no recuerdo ninguna gestión pública eficiente. Entre los otros partidos, a excepción de pocos, no veo asambleístas con el volumen político suficiente para enfrentar esta crisis, y, hablando de crisis, lo que sí recuerdo es que el voto de Luis Almeida dio paso a la Pichi Corte.

Ser presidente debe ser complicado. El primer riesgo es creerse salvador y así presentarse al pueblo. Si logra sostenerse en la humildad tendrá oportunidad de admirar el talento de su equipo, a quien además tendrá que cuidar de la soberbia, de las alturas; casi todos se marean y caen. Asimismo, el pueblo sabrá que usted no es un emperador enloquecido, sino que es un presidente que convoca a un encuentro de acuerdos, sin varitas mágicas, a ejecutar un plan de gobierno.

También lo espera gente que siempre confió en usted y que gusta de verlo con su familia, pues las verdaderas familias, en cualquiera de sus diversas configuraciones, son las capaces de reconocer el sentido de familia.

De igual forma lo espera gente con crítica aguda y expertos en investigación periodística, gente que opinamos y que, a través del cristal de los derechos humanos, vemos a todo tipo de poder.

¡Suerte Guillermo!