Francisco Huerta Montalvo: la agenda inconclusa

Abrazamos a su esposa, su hermana y sus hijos. Nos duele su partida. Se ha ido un grande de la casa
Partió el uno de julio y durante varios días fue tendencia nacional en los medios de comunicación tradicionales y digitales. ¿Por qué? Pues, a pesar de la percepción errada de que nuestra sociedad se ha resignado a la corrupción y al narcoestado, la noticia de su muerte ha impactado en amplios sectores de Guayaquil y el país, quienes reconocen la valentía sin límites de Huerta, su estoica honradez, su enorme compromiso con los derechos humanos y el destino del planeta. No había dolor que le fuera ajeno, ni causa social, libertad amenazada o conculcada, ni tarea democrática que le fuera indiferente. Un hombre brillante y un comunicador de gran fuerza expresiva, nadie quedaba impasible al escuchar su palabra manifestada en múltiples contextos. Lector insaciable y de cultura universal, que podía dialogar sin barreras ante diversidad de audiencias, sin prejuicios y reconociendo siempre al otro como un otro legítimo.
Inmensa tarea resumir una vida como la de Francisco Huerta, quien nos deja una desafiante agenda inconclusa. Horas antes de partir, en medio aún de un dramático paro nacional y con ocasión de un lanzamiento de libro organizado por Fundación Ecuador y la Universidad Casa Grande, expresó: “Queremos paz en Ecuador, pero no la paz de los cementerios, sino la de la justicia y la libertad”. Asuntos que asumía con sentido de urgencia y que significaban para él vitales dilucidar: los distintos proyectos políticos y su conveniencia para la sociedad; trabajar en la construcción de una ciudadanía vigorosa; iluminar la deliberación pública con valores inmortales pero además con nuevas audaces ideas y formas de ver el mundo; formular propuestas para resolver los principales problemas del país, la salud, la educación, la igualdad, la eficacia de la administración pública y ampliar la visión del sector privado.
Ha sido un privilegio haber podido contar con el amigo, el hombre íntegro, el político, el lúcido guía de la Universidad Casa Grande.
Abrazamos a su esposa, su hermana y sus hijos. Nos duele su partida. Se ha ido un grande de la casa.