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Museo de la Medicina

Avatar del Luis Sarrazín

Las naciones y sus respectivas culturas se han preocupado siempre en preservar su historia, antecedentes, costumbres, tradiciones y para ello construyeron espacios arquitectónicos especiales de diversa envergadura y pomposidad, denominándolos museos, que utilizaron para guardar en ellos sus valores históricos, culturales y reliquias ancestrales.

En la ciudad de Guayaquil y específicamente en el campo de la medicina, poco o nada se ha hecho para ubicar un espacio que nos permita adecuar y por ende exhibir todo el inmenso bagaje de cultura médica propio de nuestra región, para de esta manera permitir a los jóvenes contemplar y conocer la extraordinaria contribución de nuestros antepasados; y a los viejos, el visitarlo para rememorar los valiosísimos aportes de las egregias figuras médicas de antaño.

Uno de los obstáculos es el de conseguir ese ambiente o local para implementar nuestro Museo de la Medicina; sin embargo, en este caso ese obstáculo prácticamente no existe pues tenemos en plena calle Julián Coronel el antiguo local que fuera sede del Anfiteatro Anatómico que nos acogió durante nuestros primeros años universitarios, cuya espléndida estructura con una inversión modesta podría convertirse en la refulgente casa de la brillante cultura galénica de la región.

A diferencia de los que destruyen a cincelazos su pasado, exaltemos nuestra gratitud honrando nuestros recuerdos y para ello, invoco a la autoridad municipal, donde debe haber funcionarios cuyos corazones laten intensamente al compás de la aurora gloriosa y sus espíritus entren en ebullición contemplando nuestro blanquiazul emblema libertario, para que en un acto de conciencia cívico-histórica, expropien ese local y lo entreguen a un Comité pro Museo de la Medicina, donde profesionales como Fernando Mancero, Arq. Percival Castro y el Dr. Ricardo Ortiz S.M. lucharán a brazo partido para convertirlo en una realidad que honre con verdadero fulgor los valores, tradiciones y conquistas de aquellos galenos que supieron honrar la medicina cual verdaderos hijos de Hipócrates y Esculapio.

Y sigo andando…