Llegó la hora

Pese a ser justos, el Gobierno debe desinvertir en muchos rubros y convertir a la seguridad como la primera y única prioridad nacional frente a un vandalismo salvaje que campea libremente
La angustia ciudadana aumenta paralelamente con ese avance ‘in crescendo’ de la delincuencia y peligrosidad que nos abruma y que sigue al parecer firme, masivamente y sin obstáculos, ganando terreno día a día en nuestro Ecuador.
El salir de casa para cumplir diferentes actividades se ha convertido en una especie de drama familiar, al ser necesario planificar el evento para rodearlo de todas las seguridades posibles, y durante el trayecto ir mirando hacia adelante, a los costados, el retrovisor, la presencia de motociclistas cercanos, los ‘busca la vida’ en los semáforos, etc.
Para quienes tienen hijos o nietos en edad escolar, el enviarlos a sus respectivos establecimientos plantea el análisis de riesgos, según la implantación de la respectiva unidad educativa, con el agravante de la posibilidad de que pudiesen sufrir un atentado contra su integridad física, en ausencia de una adecuada vigilancia interna.
Para reforzar la seguridad y mejorar nuestras opciones defensivas, la ciudadanía está comentando en varios foros sobre la posibilidad de que los ecuatorianos porten armas. Un distinguido comentarista expone que esa es una tarea propia de la fuerza pública y que debemos impedir que al portarlas los civiles, se laven las manos los policías y militares frente a obligaciones irrenunciables.
Concuerdo con ese criterio, mas viendo la realidad nacional, ¿no contamos acaso con una fuerza policial numéricamente insuficiente, carente de alojamiento apropiado, de uniformes, medios de transporte, elementos de protección, de defensa y ataque, siendo que cada policía gasta de su reducido salario 1.000 dólares para poder comprar uniformes y mejorar su presencia y que, en esas condiciones, tiene que enfrentar a una delincuencia que posee armas sofisticadas de alta potencia y peligrosidad, algunas de ellas súper modernas y en ciertos casos hasta con equipamiento de asalto y destrucción.
Pese a ser justos, el Gobierno debe desinvertir en muchos rubros y convertir a la seguridad como la primera y única prioridad nacional frente a un vandalismo salvaje que campea libremente.
Y sigo andando…