El juicio

La historia nos dio la razón, al haber visto desfilar a contralores delincuentes, cuyas manos diluyeron millones de dólares recibiendo coimas y desvaneciendo glosas en beneficio de los intervinientes en suculentos y amañados contratos, sobre todo en el área petrolera.
En un acto lleno de vergüenza y humillante, la jauría asambleísta destituyó a cuatro vocales del CPCCS, satisfaciendo así sus evidentes consignas de lograr obtener el control de dicho organismo para sus protervos propósitos y poder poner en práctica la designación ‘a dedo’ de quienes ejercerán el control del Estado.
Si bien la ciudadanía en general tiene muy claro el significado, destino y finalidades del CPCCS, organismo que perversa y malévolamente fue creado para poder nominar y controlar acomodaticiamente a las principales autoridades de la nación, gracias a que, de acuerdo a su estructura y finalidades, los electos serían miembros de la ‘claque’, para de esta manera el poder central hacer de las suyas.
La historia nos dio la razón, al haber visto desfilar a contralores delincuentes, cuyas manos diluyeron millones de dólares recibiendo coimas y desvaneciendo glosas en beneficio de los intervinientes en suculentos y amañados contratos, sobre todo en el área petrolera.
Mediante este juicio plagado de horrores jurídicos, en donde se enjuició con dedicatoria a cuatro vocales en lugar de involucrar como correspondía a sus siete integrantes, basados en una resolución legislativa sin presentación de los informes de mayoría ni de posiciones, ni los informes correspondientes de fiscalización respectivamente, los integrantes de cuatro bancadas legislativas reunieron 85 votos para satisfacer sus propósitos.
Durante la sesión, en un video telefónico se ve a algún legislador adormitado y a otros que no prestan atención a las intervenciones de los interpelados que apelaron a la ilegalidad del procedimiento aplicado por la Asamblea General.
La ciudadanía debe conocer que todos estos juicios o interpelaciones tienen un trasfondo político, en virtud del cual, un grupo de legisladores con un determinado propósito monta el sainete, reuniéndose con otros afines para lograr una mayoría y enjuiciar a algún funcionario, el cual no tiene opción alguna de salir airoso, toda vez que la votación en su contra está ya asegurada, y diga lo que diga será censurado y destituido.
Y sigo andando…