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Insurgencia

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Frente a un levantamiento, el Gobierno deberá actuar con toda la energía del caso para hacerles entender, aunque sea por la fuerza, que ellos son una mínima fracción étnica

La tragicomedia de las ‘mesas de trabajo’ se está manifestando al término de este período durante el cual los indígenas alternaron con diferentes autoridades gubernamentales en un ambiente que jamás sonó a diálogo, sino a una disfrazada imposición, mediante la cual ellos -los indígenas- trataron siempre de llevar el agua a sus molinos utilizando toda clase de artificios, leguleyadas y argumentos que diesen como resultado el que tales discusiones terminasen con la aceptación de todo cuanto tenían planeado, sobre la base de que este gran tinglado se generó gracias a una derrota gubernamental frente a ellos en las calles.

Una vez estampada la rúbrica respecto de los acuerdos a los cuales se llegaron al término del plazo señalado, los indígenas, traidores por antonomasia, han iniciado sus quejas sobre los resultados, manifestando su inconformidad respecto a lo logrado, y quitándose las caretas, están demostrando fehacientemente que lo que buscaron siempre no fue un arreglo lógico, sensato, justo y amistoso, en donde se pudiese comprobar la coexistencia de una verdadera armonía y equilibrio en cuanto a los resultados, que pusiesen en evidencias un verdadero respeto hacia las posiciones de los intervinientes, en beneficio de la totalidad de la población ecuatoriana.

Ya está en plena campaña uno de los agoreros del desastre, perteneciente a una organización, quien, haciendo gala de su conocida epilepsia lingual, despotrica sobre lo actuado, manifiesta haber sido engañados y prepara acciones de lucha a realizarse en la región costera con el propósito de exigir al Gobierno el cumplimiento de los acuerdos firmados, quejándose de que entre los incumplimientos está lo relacionado a la condonación de deudas, tema que le preocupa sobremanera a título personal por ser un deudor moroso e incumplido.

Frente a un levantamiento, el Gobierno deberá actuar con toda la energía del caso para hacerles entender, aunque sea por la fuerza, que ellos son una mínima fracción étnica y que las obligaciones gubernamentales abarcan un beneficio real para todo el Ecuador.

Y sigo andando…