Premium

El IESS (I)

Avatar del Luis Sarrazín

"Hoy hay pacientes que deambulan con citas tardías y que, al acercarse a las farmacias en busca de los medicamentos, les entregan paracetamol, indicándoles que carecen de los fármacos del resto de la receta"

Tremendo reto para Guillermo Lasso será el tomar las riendas de un país chúcaro, administrativa, estructural, social y económicamente, fruto de un desorden de casi 3 lustros, que lo obligará, de ganar la presidencia, a actuar en varios frentes, para lo cual tendrá que escoger cual eximio dirigente, un equipo de colaboradores de elevada jerarquía, competentes, incansables, eficientes y honestos, que deberán acompañarlo durante su gestión.

Descalabrado y casi en proceso de disolución, encontrará al IESS, víctima del ataque de funcionarios, directivos y extraños, que, al descalabrarlo, trastocaron sus siglas que hoy al parecer significan: IESS-Inútil Esperar por Su Salud o desde otra óptica: IESS-Instituto Ecuatoriano de Saqueo y Sobreprecios.

Asombro y estupor causa el conocer su historia natural, que a diferencia de otras instituciones que, sólidas y adecuadamente conducidas, normalmente progresaron en función del tiempo, volviéndose más eficientes, seguras, solventes y rentables; el IESS, todo lo contrario, se ha venido ‘guardabajo’ y de tumbo en tumbo ha llegado a una situación compatible con su extinción, perdiendo su brillantez, eficiencia, así como la espectacular oferta de servicios que brindaba otrora a la comunidad de derechohabientes.

Recuerdo a mi padre (+), quién a consecuencia de un síndrome de P.L.P., requería de un marcapaso y teniendo por su cargo en Anglo Ecuadorian Oilfields un seguro internacional, me exigió que lo llevase al Teodoro Maldonado Carbo para solucionar su problema.

La Unidad Coronaria dirigida por el Dr. Lelio Alvarado Villavicencio, con tecnología de punta para la época, contaba con un personal de cardiólogos de altísima jerarquía. Se le implantó el marcapaso y al salir comentó: “Me han atendido mejor que en el exterior, pues además del Dr. Lelio Alvarado y su equipo espectacular, todos hablaban castellano, lo que me hizo sentir como en casa”.

Hoy hay pacientes que deambulan con citas tardías y que, al acercarse a las farmacias en busca de los medicamentos, les entregan paracetamol, indicándoles que carecen de los fármacos del resto de la receta.

Y sigo andando…