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Enmudecidos

Avatar del Luis Sarrazín

Jamás he sido proclive a la crítica malévola, pero ante un importante descalabro y desorden, deseamos que el jefe de Estado se muestre con la decisión, fortaleza y energía que le corresponden

No pensé en 1956, que el entusiasmo de participar en la vida política se convertiría hoy en impotencia, angustia, desesperanza y frustración, al contemplar a un terruño abatido por traficantes de estupefacientes, mafiosos, coimadores, presos convictos y sentenciados que, apoyados por aquel poderoso caballero, destrozaron nuestros más caros anhelos al actuar con un atrevimiento y osadía sin nombres, apoderándose de nuestros valores, leyendas y tradiciones, para convertirnos en un terruño donde imperan el desorden, el crimen y una total descomposición.

Jamás he sido proclive a la crítica malévola, pero ante un importante descalabro y desorden, deseamos que el jefe de Estado se muestre con la decisión, fortaleza y energía que le corresponden en un momento de grandes retos, como solucionar la afrenta al país por aquel denigrante ‘habeas corpus’ de Glas, las graves carencias nutricionales cosmopolitas y terapéutico-quirúrgicas en los hospitales, crisis convulsivas en la justicia, presencia de sicarios que se pasean en moto, matan o degüellan a muchas víctimas inocentes, sacapintas en el libre ejercicio de sus habilidades, asalta cajeros, pandillas armadas motorizadas que desfilan impunemente, que nos han arrastrado a una situación de tal nivel de afectación que se requiere asestar un golpe definitivo ante esta crisis que amenaza con destruir todo lo bueno, sano, noble, respetable y pacífico de nuestra existencia.

Perdió una opción de gran rentabilidad política como la muerte cruzada, que debió hacerla efectiva con la misma entereza de Hernán el conquistador al quemar sus naves, siendo vital el dejar a un lado ese malinchismo voraz que lo rodea y que le repite lo que quiere oír, al margen de lo que le conviene hacer.

Cómodamente y biológicamente hablando, por mi edad no debería preocuparme mayormente por el porvenir de este querido Ecuador, pero no puedo dejar de mirar responsablemente el devenir de las nuevas generaciones que desean vivir bajo leyes y normas que garanticen un futuro próspero y una existencia llena de respeto, justicia y equidad.

Y sigo andando…