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Disputas

Avatar del Luis Sarrazín

No olvidemos que los pillos, nominarán a crápulas y los honestos buscarán a personas distinguidas y moralmente incólumes.

El escogimiento de las principales autoridades de la nación ha causado revuelo, observándose una ardiente disputa entre quienes creen tener derecho a designarlas, restándose entre sí la competencia de hacerlo.

El deseo vehemente de nominarlas tiene un clarísimo trasfondo político al pretender colocar en tales sitiales a sus amigos, compadres y hasta compinches, para poder armar con ellos una estructura delincuencial que les permita traficar influencias, eliminar conflictos de intereses y hasta enriquecerse con los fondos del Estado, con la seguridad de que las acciones de control estarán perfectamente controladas y amañadas.

Visto desde otra óptica, la situación de tales nombramientos es sencilla y tiene que ver con la calidad e idoneidad de la autoridad nominadora, quien se preocupará permanentemente en designar a personas que conozcan ampliamente del tema y se desempeñen con una altísima competencia, solvencia y honestidad.

El CPCCS fue un mortinato político, pues nació cual engendro destinado a organizar un aquelarre desde donde saldrían, entre culebras y vampiros, los nombres de los ‘illuminati’, especie de zombis destinado a obedecer las órdenes del brujo mayor, que controlaba la nación al haberse absorbido todos los poderes del Estado.

Dar a la Asamblea -donde sí existen representantes valiosos- ese poder nominativo es entregar a un grupo heterogéneo de ‘huairapamushcas’ con gran deterioro mental, incompetentes y exclusivamente consignófilos, un poder que atentaría directamente contra los interese del país.

Un presidente honesto sabrá enviar al parlamento una terna de distinguidísimos y verticales ciudadanos para ocupar tales cargos, buscando en ellos una verdadera garantía frente al control y defensa de los interese nacionales.

Mencionaré a Jaime Roldós A., cuyas ternas las encabezaron Hugo Ordóñez Espinosa, Nicolás Parducci Sciacaluga y Edmundo Durán Díaz, quienes brillaron gracias a su versación y comportamiento impoluto.

No olvidemos que los pillos, nominarán a crápulas y los honestos buscarán a personas distinguidas y moralmente incólumes.

Y sigo andando…