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Calidad vs. precio

Avatar del Luis Sarrazín

Resulta irritante y penoso ver cómo las autoridades, cual típicos mercachifles, se preocupan en hacer negocios con la compra de medicinas, buscando lo más barato, sin que les importe en absoluto la calidad de las mismas, así como la salud y la vida de los ecuatorianos.

Habiéndome dedicado a examinar las adjudicaciones de los medicamentos de acuerdo a la última subasta del Sercop -que debe desaparecer- pude observar medicamentos de importancia, algunos de ellos vitales frente a ciertos padecimientos, cotizados y adjudicados a precios verdaderamente irrisorios.

Conversaba con un gerente, quien me manifestaba que con su equipo de trabajo se había puesto a analizar las especificaciones de la subasta para ver si podía participar a lo mejor con alguno de sus productos.

Haciendo un tremendo esfuerzo y sacrificando utilidades, pudo identificar a 1 de ellos con el cual decidió participar, era el Ondansetrón, un antiemético parenteral 2mg/ml x 4 ml, cuyo precio referencial era 0,6 dólares. Lo ofertó a 0,58, pero lo adjudicaron a 0,19 (¿?)

Quienes manejamos medicamentos estamos familiarizados no solamente con su calidad y precios, sino con el destino de los mismos, orientado únicamente a mejorar el estado de salud de los pacientes, procurando su curación o cuando menos la mejoría de sus padecimientos, y vemos con profunda preocupación la indolencia de las autoridades que de la manera más ligera e irresponsable adjudican la compra de medicamentos a quienes ya han fracasado abiertamente con anterioridad, haciendo subastas que fueron un fiasco en el pasado, como la del 2016.

Resulta irritante y penoso ver cómo las autoridades, cual típicos mercachifles, se preocupan en hacer negocios con la compra de medicinas, buscando lo más barato, sin que les importe en absoluto la calidad de las mismas, así como la salud y la vida de los ecuatorianos.

Las compras de medicamentos se pueden hacer de manera idónea y honesta y en donde laboro, jamás ha habido en 20 años un desabastecimiento, una queja sobre la calidad de las medicinas adquiridas, que nunca caducaron ni expiraron en las bodegas; desafortunadamente para muchos, este método, al no generar las utilidades ‘consabidas’ no es atractivo, pues únicamente defiende los intereses de la institución y de los usuarios, que muy poco importan. ¿Acabará algún día la corrupción?

Y sido andando…