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Adiós Luis

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Luis Valencia ha partido, dejando como lección el hecho de que sí es posible servir a su país con capacidad, entusiasmo y acrisolada honestidad

Como miembro de un gabinete presidencial, tuve el privilegio de aprender, gracias a la cercanía de un hombre extremadamente valioso, tranquilo, afable, a veces jovial y poseedor de una versación espectacular en materia de política exterior a manos de un internacionalista de elevadísimos quilates, el embajador Luis Valencia Rodríguez.

Para conocimiento de los ecuatorianos, él encumbró el prestigio de nuestra política y convirtió al Palacio de Najas en un centro de acogida para una gran cantidad de eventos que tuvieron relación con nuestros intereses nacionales e internacionales.

¡Qué tristeza que ese ícono que alcanzó un prestigio nacional y mundial, cayó en un malhadado momento de la historia en manos de verdaderos facinerosos que llegaron a utilizar los privilegios diplomáticos hasta para enviar cocaína a Italia!

Su producción científica se resume en la elaboración de 35 trabajos y 92 publicaciones en 2 lenguas y 291 contribuciones históricas que reposan en las bibliotecas de la especialidad.

Fue autor de los Fundamentos y propósitos de las Naciones Unidas; Entre la luz y el crepúsculo; El conflicto territorial ecuatoriano-peruano; Ecuador: racismo, discriminación racial, xenofobia; El desván de los recuerdos; El régimen jurídico internacional, etc., etc.

Su mayor contribución patriótica fue el Análisis de la posición jurídica ecuatoriana en las doscientas millas, habiéndose constituido en uno de los gestores de la Convemar, que significó la adhesión del Ecuador a la Convención de las Naciones Unidas sobre el derecho al mar.

Fue un gran interesado en otros tópicos que no necesariamente tenían connotación en términos de relaciones exteriores, habiendo incursionado en temas como: Higiene de la Primera Infancia (puericultura). Cabe recordar la importante producción que, en idioma inglés, fue parte de su contribución histórica.

Luis Valencia ha partido, dejando como lección el hecho de que sí es posible servir a su país con capacidad, entusiasmo y acrisolada honestidad, destacando las virtudes de un verdadero patriota y servidor público,

Y sigo andando…