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Retratista

Avatar del Luis Sarrazín

Los ojos, maravillosos e insustituibles órganos que adornan la faz de los seres humanos, tienen que darse un descanso alguna vez y dejar por un momento de contemplar la galopante miseria humana, que cual metástasis perversa se ha ido apoderando de esta pobre y doliente esfera terrenal.

La crónica roja, otrora modesta y circunstancial, ha evolucionado “in crescendo” hasta haber llegado en nuestros días a copar la casi totalidad de los noticieros, en donde se publicita un abanico de modalidades y diversos estilos delincuenciales que horrorizan al espectador, desnudando la crueldad humana que no tiene límites ni restricciones, llegando a un clímax de horror, que hace pensar que en algún momento podrán algunos bandoleros invadir el set y asesinar al presentador.

Ese bálsamo tan necesario, que nos ha transportado a un mundo de facciones y colores, logró deleitar a quienes concurrimos a gozar de él, al visitar la exposición de Peter Mussfeldt que se exhibió en el local La Fuente, ubicado en Plaza Lagos, en donde pudimos disfrutar de un derroche de retratos magistralmente realizados en acrílico sobre lienzo, todos ellos de personajes desconocidos, pero casi reales habiendo podido identificar a algunos, por la naturalidad y firmeza de sus facciones que por arte de tan espectacular pincel y creatividad suprema, fueron transportados al presente desde la eternidad. Solo faltó decirles “parla”.

Conociendo su vena y cual autocrítico severo, se interrogó quizá inquiriéndose sobre su estado mental al cambiar radicalmente de estilo, luego de las maravillosas creaciones en logos, expresiones comerciales, pinturas de gran contenido turístico, paisajes y otras vibrantes realizaciones que han permitido que su obra se destaque tanto a nivel nacional como internacional.

Pintar retratos de desconocidos no fue un acto de locura pictórica, sino la irrupción de esa creatividad sin límites que reprimida por diques talámicos, afloró con una fuerza avasalladora e incontenible para deleite de quienes pudimos contemplarlos. ¡No se pierdan ese derroche de arte, color y formas!

Y sigo andando…