Luis Sarrazín | Johnny
Estos episodios se repitieron y él, vehemente y con su espíritu caritativo excepcional
Johnny Czarninski sucumbió luego de una lucha casi interminable contra ese terrible mal que destroza inmisericordemente al ser humano, y al partir dejó un vacío imposible de llenar.
Poseedor de un genoma de proyecciones mayúsculas, se desarrolló de manera impresionante, convirtiéndose en un ser visionario y servicial que, concomitantemente con el progreso de sus emprendimientos, llevaba dentro de sí una fuerza avasalladora que lo impelía a comprender y servir a sus semejantes.
Sin ser su amigo personal, se desarrolló entre nosotros una relación cálida y cordial; y, conociéndolo mejor, aproveché de su generosidad, que la manejaba bajo el axioma de que “tu mano izquierda no debe enterarse de lo que hace tu mano derecha”.
En un memento fúnebre que preparé como parte de sus memorias, relaté un encuentro de tantos con él, en donde le hice referencia de un niño de 10 años, J.F.O., que padecía de una osteomielitis crónica del muslo derecho -supuración del hueso- que llevaba un tratamiento de dos años sin resultados positivos; de inmediato me preguntó si ese problema podía solucionarse en el exterior y al responderle afirmativamente, me citó en la Palma, en Escobedo, en donde me entregó un sobre con dinero en efectivo para pagar el pasaje de la madre y el niño, un valor para garantizar la estancia de la madre en una pensión por cuatro meses y el resto, para depositar en el Children´s Boston Hospital, para dar inicio al tratamiento del pequeño.
El niño retornó curado a los cinco meses y se enviaron los valores para cubrir el pago de la pensión por un mes y la factura final del hospital por la atención del paciente.
Estos episodios se repitieron y él, vehemente y con su espíritu caritativo excepcional, se hizo siempre presente llevando alegría, paz y esperanza con su mano generosa.
Nilly, su esposa, fuente de inspiración de sus hechos buenos, fue la compañera inseparable, quien le entregó su amor y su presencia firme y solidaria, organizando una familia, cual puño inquebrantable, donde amalgamó sólidamente a Taly, Yael y Gad, sus valiosos retoños. ¡Jamás será olvidado!
Y sigo andando…