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Luis Sarrazín Dávila | Compra de medicamentos (II)

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Comprar en el exterior es un acto de malinchismo y desprecio a lo nuestro

En nuestra historia ha habido funcionarios que creyendo cumplir con su cometido decidieron, en su momento, adquirir los medicamentos en el exterior.

El último ministro que lo hizo fue el Dr. B…, y los medicamentos enviados por la OPS, llegaron impresos en inglés, con la particularidad de que la ampicilina en suspensión debía conservarse, una vez reconstituida, a un máximo de 15°C. Esto, sin duda, no afectaría a los habitantes de la Sierra, pero sí a los de la Costa y Región Amazónica, y comenté en la prensa que posiblemente se debía a que el Gobierno pensaba obsequiar una refrigeradora pequeña con la compra de un frasco de ampicilina.

Comprar en el exterior es un acto de malinchismo y desprecio a lo nuestro, puesto que hemos demostrado hasta la saciedad que nuestra institución está abastecida de todo cuanto necesita gracias a los laboratorios nacionales y a las empresas representantes de fármacos que operan en territorio ecuatoriano, que dan empleo, tributan en beneficio del país y fabrican medicamentos de calidad insuperable.

A los hechos me remito. Jamás habrán visto noticias sobre pacientes que se complicaron o fallecieron por haber recibido medicamentos de mala calidad, nunca contemplaron a usuarios con pancartas clamando afuera de nuestros hospitales por la falta de medicinas; en cambio ustedes han visto a funcionarios o gerentes hospitalarios declarando a la televisión que ya tienen un 65,70 o un 80 % de abastecimiento. Nosotros no necesitamos mostrar que tenemos un 100 %.

No fue un acierto el firmar convenios para atención de salud con instituciones del Estado, que, recibiendo los beneficios, no han cumplido con sus obligaciones, cayendo en mora respecto al pago de las atenciones recibidas y que adeudan grandes o pequeñas sumas de dinero a sus prestadores, algunos de los cuales se suicidaron, otros han entablado juicios aún no resueltos y muchos están hoy en situación crítica al no haber cobrado valores que les adeudan desde hace 18 meses o más.

Otro de los grandes problemas tiene que ver con la ley de compras públicas a la que le dedicaré mi próximo editorial.

Y sigo andando…