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El Señor Vilaseca

Avatar del Lourdes Luque

...sencillez, austeridad e inclusión hacia la productividad estaban en su ADN’.

Gratitud sentimos los guayaquileños porque durante 94 años Dios nos haya permitido seguir la trayectoria de este ejemplar ser humano. No me puedo referir a su vida empresarial, que es pública, al haber creado uno de los grupos empresariales más sólidos de nuestro país, ni de su faceta de autoridad en la alcaldía de la ciudad, ni como miembro de muchos directorios de fundaciones que la transformaron, ni de la revolución agroindustrial que cambió muchas vidas. No, prefiero el testimonio de varios momentos en que nuestros caminos se cruzaron y dejaron huellas.

Debo decir que había escuchado a mis padres hablar mucho de él, así que con mucho respeto lo recibí en la Huancavilca. Ese día, caminábamos por los patios de la institución y nos detuvo a raya para recoger un centavo del suelo. Me miró y me dijo: “le parecerá exagerado, pero yo centavo a centavo he creado prosperidad”. Nuestra fundación había desarrollado un centro de recursos didácticos para los guasmeños. El señor Villaseca, por su lado, había creado la Fundación Gavisol, en honor a su padre Gabriel Vilaseca Soler, que manejaba en forma ejemplar Milly Oneto. Ambos atendíamos la necesidad de quienes ni habían escuchado hablar de Word, Excel, Powerpoint, ni internet y la tecnología estaba muy lejana a su alcance. El resultado fue unir las iniciativas para que más usuarios toquen el futuro. Miles de excluidos fueron capacitados allí.

Por el 2007, nuestros caminos se volvieron a encontrar con el proyecto de franquicias emprendedoras, que buscaba dotar de empleo a vendedores de alimentos en carretillas certificadas. Chivería fue una de las grandes marcas que apoyaron un sistema que lamentablemente no prosperó. Por el 2010 empezó una nueva aventura para crear un centro de uso compartido de investigación, innovación y tecnología para pymes de desarrollo agroindustrial que no tienen acceso al conocimiento. Lo suyo era eso, diseminar el conocimiento.

Como vemos, sencillez, austeridad e inclusión hacia la productividad estaban en su ADN. Atesoro todos los correos cruzados con él, firmados simplemente con Saludos, JJV, sin alardeos. Su vida ha dejado positiva huella en muchos que lo conocimos.