48 horas

Un doble discurso que terminará siendo el mismo de todos los políticos, donde los que los han aplaudido, serán los primeros en traicionarlos.
El 2020 ha sido un año de sorpresas, tristezas y mucho más, porque aún no se acaba. Un fin de semana común se volvió una rueda moscovita de emociones, en el que se compartió de forma ilusoria ideales y esperanzas por un país mejor. Mis opiniones las comparto públicamente, bien difícil que ellas no hayan sido analizadas, porque mis principios e ideales vienen bien estructurados desde mi nacimiento. Los temas álgidos donde fui atacada, fueron sacados de contexto. Las opiniones e ideas siempre tienen un sustento y han sido escritas en un momento específico. El no seguir el hilo de la idea y opinar, nos hace frágiles cómo lectores y por ende cuestionados como escritores. Las palabras en redes sociales se encienden por segundos y se apagan a los minutos, hasta desaparecer. Los políticos son codependientes de los medios digitales, dejándose manipular y envolver, obligándolos a pensar y actuar para poder llegar. Nunca me imaginé que existieran políticos que no puedan opinar, ni tomar decisiones si sus ideas no son consensuadas previamente. Está bien, pero el que toma las decisiones al final, es uno. El escuchar la opinión de otros es importante, pero el que te silencien antes de empezar se vuelve peligroso. Ese fin de semana soñé por 48 horas visionando un país unido, donde la enriquecedora diversidad de etnias ecuatorianas pudieran solucionar las diferencias y destrenzar el enraizado odio colonial. Ese fin de semana aprendí que el mal está infiltrando profundamente en nuestra sociedad, manejado por la codicia y manipulando a muchos jóvenes para que luchen por ideales disfrazados de libertad. El objetivo es agredir y crear temor, guiados por grupos minoritarios de poder, que no quieren dejar de asfixiar al país para ellos gobernar a su manera. Critican al capitalismo y son emprendedores, empresarios e inversionistas. Algunos se consideran ecologistas, solo para ellos lucrar. Gritan igualdad de géneros y son machistas extremos. Un doble discurso que terminará siendo el mismo de todos los políticos, donde los que los han aplaudido, serán los primeros en traicionarlos.