Columnas

Movilidad Sustentable, una nueva ciudad post pandemia

Un remezón y muchas de las bases de la vieja mentalidad colapsaron para abrir paso a la
movilidad urbano sostenible.

Un remezón y muchas de las bases de la vieja mentalidad colapsaron para abrir paso a la movilidad urbano sostenible. Dar menos espacio a los vehículos es liberar espacio para las personas.

El cambio climático por mucho tiempo lo había visto como una utopía, como una tragedia griega de un futuro inevitable, pero eso cambió con conocer de lo que somos capaces de lograr ante una amenaza global. Un remezón, y muchas de las bases de la vieja mentalidad, pensadas inquebrantables, colapsaron para abrir paso a la movilidad urbano sostenible.

Aplaudo a los gestores de nuestra ciudad por tomar decisiones trascendentales, contemplando que los proyectos sean económicamente viables, socialmente beneficiosos y ambientalmente responsables. En la nueva movilidad el peatón es prioridad, y todo lo nuevo en la ciudad se edificará en base a este principio. Dar menos espacio a los vehículos es liberar espacio para las personas.

Para ver más vehículos eléctricos en nuestro país aún dependemos de dos puntos, la reducción en el precio para acceder a la tecnología, y la confianza del usuario en poder abastecer de energía su vehículo. La ciudad ha comenzado a caminar en esta dirección al comenzar a transformar su movilidad pública en movilidad urbano sostenible para el público.

Ver a mi ciudad adelantarse a estos cambios da orgullo. Iniciamos nuestra transformación con el sistema aerosuspendido eléctrico más largo en el mundo. Somos de las primeras ciudades en incorporar buses eléctricos. Inauguramos la mayor flota de taxis eléctricos, y se planean los primeros 100 kilómetros de ciclovía. Sin duda vendrán más proyectos con los mismos principios que tan bien caracterizan a la movilidad sustentable.

La tendencia es global, el sistema de bicicleta pública de Beijing aumentó sus unidades al 150 % en el último año, logrando alcanzar el medio millón de bicicletas en medio de una pandemia. Todas las ciudades en el mundo están aumentando sus unidades, o comenzando.

El sistema público de bicicleta que se contemple para la ciudad necesita ser de cuarta generación para arriba, y no segunda generación como ha sido contemplado en la ciudad de Quito. Esto es importante considerar porque la tecnología avanza, lo obsoleto queda sin respaldo y en lo retrógrado siempre se heredan los problemas que dejaron atrás las nuevas generaciones.

Además, no solo se debe contemplar entre las últimas generaciones, sino ser precavidos en su selección para migrar sutiles a la tecnología 5G, que es el futuro de todos estos sistemas. Sigamos siendo apasionados por cambiar lo insostenible, fervientes con las decisiones que nos permitan alcanzar una ciudad que sea para todos, y para siempre.

Espero con ansias el mundo post pandemia.