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Las vacunas y su influencia en las relaciones diplomáticas

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Rusia, China e Inglaterra se han dedicado a la producción de vacunas. Buscan a los países afectados como clientes, pero también como instrumento político.

Rusia, China e Inglaterra se han dedicado a la producción de vacunas. Buscan a los países afectados como clientes, pero también como instrumento político. Pekín suministra vacunas a más de doce países en los actuales momentos, entre ellos Brasil y Turquía.

La OMS, que se debe a China, envió una delegación de su personal al centro del país donde se inició y difundió la pandemia. El informe que presentó es poco claro y no se atreve a culpar a los científicos chinos. Además, China quiere fortalecer lazos con países estratégicamente importantes, sin dejar de ampliar la cuota del mercado de sus productos de vacunación, cuyas ventas resultan mejor negocio que fabricar armas y superan los ingresos del tráfico de estupefacientes.

Rusia, que anda atrás de ingresar en los negocios latinoamericanos, acaba de recibir un importante encargo de Argentina por millones de dosis de su vacuna Sputnik. También han logrado una buena venta a India, país superpoblado, considerado como otra potencia mundial. Los rusos desean promover la ciencia de su país, demostrando que tiene buenos científicos y no solo producen armas y gas. No han faltado críticas respecto a la capacidad de producir grandes cantidades de vacunas, teniendo en cuenta la limitación de dosis para su población.

Muchos científicos sostienen que el coronavirus va para largo y tendremos que acostumbrarnos a vivir con esta pandemia. Agréguese a esto que la OMS no encuentra cómo solucionar las dificultades que enfrentan los países pobres, sobre todo de África.

Las multimillonarias empresas farmacéuticas ofrecen un reparto gratuito para países afectados sin capacidad para adquirir las vacunas. Pero no solo esos Estados son los afectados. A Ucrania, que no acepta vacunas rusas, no le llegan las europeas, por eso están reclamando a Bruselas, ya que Bélgica también está produciendo. A última hora la UE ha decidido enviarle vacunas.

Pero también hay buenas noticias, aunque un poco retrasadas: la UE de su presupuesto destinó 850 millones de euros para proporcionar vacunas a los países con menos recursos, comenzando con sus vecinos, pero hasta que se organice el reparto, chinos y rusos seguirán aprovechando la urgencia de los países más afectados. En Latinoamérica la mayoría están bastante retrasados, no ha habido la preocupación necesaria y urgente para negociar las vacunas requeridas de acuerdo a su población. Entre los más descuidados está Ecuador, en los primeros puestos. Ya Cuba ha anunciado que está preparando su vacuna y que en 2021 tendrá a toda su población vacunada. Ecuador pudo haber hecho lo mismo si hubiésemos mantenido el Instituto Nacional de Higiene Izquieta Pérez, que fue un centro científico de prestigio internacional. Esperamos que la gestión hecha por un grupo de alcaldes, para ellos adquirir directamente las vacunas, dé resultados.