El republicano Kevin McCarthy fue elegido presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos después de cuatro días de caos, por cuanto varios de los republicanos se negaban a votar por él. Las negociaciones fueron bastante largas hasta convencerlos de que den su voto para lograr la presidencia.

Pensando en las próximas elecciones presidenciales intervinieron activamente el presidente Biden y también Donald Trump, que pretende volver al poder Ejecutivo.

La reconfiguración del Congreso puede influir directamente en la vida cotidiana de los estadounidenses. El oficialismo suele perder en las elecciones de mitad de mandato y las encuestas que, ante el bajo índice de aprobación del presidente Joe Biden y el desánimo general por la inflación, dan como favorito al Partido Republicano, al menos en la carrera por la Cámara de Representantes.

¿Qué pretenden los republicanos ‘rebeldes’, que evidencian la profunda división de su partido en el Congreso de EE.UU.? Sencillamente no están de acuerdo con que Trump vuelva al poder. El favorito de un grupo de ellos es el actual gobernador del Estado de Florida.

En las también llamadas elecciones intermedias están en juego todos los escaños de la Cámara de Representantes y un tercio de los del Senado.

La reconfiguración del Congreso puede influir directamente en la vida cotidiana de los estadounidenses, y el aborto es un buen ejemplo de ello. Biden posiblemente no se lance a la reelección por su edad, y Trump, un poco menor que él, insiste en volver a la presidencia.

El presidente de Estados Unidos se convierte en el hombre más poderoso del mundo y recibirá a los jefes de Estado que deseen visitarlo con el objeto de -sobre todo- pedir algún tipo de ayuda o buscar negociaciones que los favorezcan. Este afán de viajar de los presidentes ha variado totalmente el protocolo. Era costumbre en cualquier Estado que cuando lo visitaba algún colega vaya al aeropuerto a recibirlo. Hoy debido a las distancias entre la casa presidencial y los aeropuertos es imposible hacerlo. Lo recibe el jefe de Protocolo y lo espera el presidente en la sede del Ejecutivo.

Para realizar las visitas, antes deben haber conversado el ministro de Relaciones Exteriores y el embajador del Estado que se va a visitar, a fin de ponerse de acuerdo sobre los temas a tratar en la visita, para que nada sea improvisado. En cuanto al presidente de Estados Unidos, las conversaciones son muy cortas, a lo más duran media hora. Luego el visitante trata los temas con los especialistas y allí se resuelven los asuntos que importan a ambos países.