Juan Carlos Holguín | Un ayuno digital para Correa
Lo único que ha hecho este hombre desde hace unos años es boicotear el desarrollo de Ecuador
Vivimos en una época en que los niveles de estrés, polarización y violencia marcan nuestra nueva realidad. Lo sentimos en todos los aspectos de nuestra vida: muchas veces en nuestra familia, en nuestras actividades profesionales, y también en nuestro país.
Y el aparecimiento de las redes sociales solo ha disparado este fenómeno. La desinformación, la posverdad, la manipulación de la verdad a través de herramientas de inteligencia artificial, han profundizado los niveles de ansiedad social que marcan nuestro día a día.
Como dicen varios expertos, las redes sociales y la hiperconexión generan ‘shocks’ de dopamina que causan adicción. Esa fijación a estar pendientes a diario de las redes sociales, de la información, nos produce un desenfoque absoluto de las cosas importantes que tenemos en nuestra vida.
Por eso hoy existen incluso terapias o ‘ayunos digitales’ que tienen como propósito disminuir el tiempo de conexión, y con ello el estrés, la ansiedad, la depresión, la adicción o la sobrecarga cognitiva que nos provoca el uso continuado de nuestros teléfonos celulares.
En ciertos rasgos de personalidad las redes sociales exhacerban algunas condiciones. Para aquellos afectados, los expertos sugieren que los dispositivos no sean utilizados en ciertas horas, para que cierta información a la que se expone no genere acciones impulsivas.
El pasado 6 de diciembre en su sesión solemne, el Municipio de Quito decidió entregar -con sobra de merecimientos- la condecoración de la Orden de San Sebastián al exvicealcalde, exalcalde encargado, exconcejal, expresidente de la Asamblea Nacional, exministro de Gobierno, exembajador, entre otros cargos, Andrés Vallejo Arcos.
Una noticia que alegra y por la que además se felicita a una administración municipal con la que Vallejo ha sido crítico. Acciones como esta condecoración demuestran desprendimiento político, justicia y búsqueda de una adecuada convivencia social.
Pero no podía faltar el amargado: “¿Andrés Vallejo condecorado por el Municipio de Quito? ¿El embajador de Guillermo Lasso en España? ¡Vaya que se ven tonterías! En fin”, decía el trino con el que el expresidente Correa se refirió al acto.
Nadie le había pedido una opinión. Era un tema alejado de sus problemas, sus causas o sus juicios. Pero tenía que añadir su dosis de toxicidad a la que tiene acostumbrado ya no solo al país, sino ahora también a los suyos, como lo ha dicho Marcela Aguiñaga.
Lo hace continuamente desde el año 2018 en que se dio cuenta de que realmente perdió el poder. No hace mucho pedía, en relación a la situación con México, sanciones contra su propio pueblo.
Más allá de la discusión diplomática, las declaraciones que dio Correa, mencionando que el Ecuador debería tener sanciones drásticas tras los sucesos en la Embajada de México, lo convierten en un traidor con su país.
Lo único que ha hecho este hombre desde hace unos años es boicotear el desarrollo de Ecuador. La toxicidad que emana hace mal a todos. Será bueno para él, y especialmente para el país, que pueda experimentar un ayuno digital, ocupando su lugar como expresidente.
Por lo pronto, Andrés Vallejo resultó doblemente condecorado.