Juan Carlos Holguín | Europa y la violencia en nuestra región

Mientras algunos estados discuten salir de la ONU, el crimen organizado transnacional se junta y crece exponencialmente
La semana pasada, en medio del escándalo provocado por su extraña visita a Manta, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, denunció que en su país están operando diversas organizaciones criminales extranjeras que controlan territorios con el fin de exportar sustancias ilegales.
Lo dijo en relación a la detención de un ciudadano turco que residía en el país vecino y que era investigado por ser uno de los capos del tráfico de heroína en el mundo. “El narcotráfico no es de Colombia, es multinacional”, agregó.
Habló nuevamente de la operación de una “junta del narcotráfico de Dubai”. La revista Semana matizó esas declaraciones y restó importancia a teorías conspirativas de Petro, que dijo que esta junta buscaba acabar con su vida, pero fuentes de inteligencia confirmaron a ese medio que la junta sí existe y que mantiene reuniones esporádicas para sumar capacidades, tener nuevos socios y acceder a nuevos mercados.
Es decir, mientras algunos estados discuten salir de la ONU, el crimen organizado transnacional se junta y crece exponencialmente en el mundo, poniendo en peligro no solo la seguridad de los ciudadanos, sino la propia esencia de las democracias.
Ya no es únicamente un problema de los países productores o de tránsito. Según el nuevo informe mundial de las drogas del 2025, hecho por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, las afectaciones globales son graves pues la producción, incautaciones y consumo de cocaína alcanzaron cifras récord. En Europa específicamente hay un aumento significativo de la violencia y el consumo, a medida que los grupos de delincuencia organizada de los Balcanes Occidentales aumentan su influencia en el mercado.
Por esta razón, la propuesta del presidente Daniel Noboa durante su gira al exterior en días pasados de que exista una base militar conjunta con fuerzas de países europeos es una visión correcta, audaz y vital para la paz.
Es necesario tener un centro de control unificado y coordinado. Los acuerdos que ha suscrito Ecuador con Interpol y la UE significan un gran avance. Pero las estructuras criminales han encontrado las falencias en origen y destino para generar una escala de negocio de las industrias ilegales, sin precedentes.
En la misma línea, el hecho de que nuestro país haya logrado un préstamo por parte del Banco Interamericano de Desarrollo por US$ 400 millones para apoyar a Ecuador en el fortalecimiento de sus capacidades institucionales para responder a la violencia criminal y a los flujos financieros ilícitos es una buena noticia.
Es que la incautación hace pocos días, también en Colombia, de un submarino con alta tecnología satelital operado remotamente por las estructuras criminales es un ejemplo de cómo los estados padecemos a un enemigo que actúa fuera del margen de la ley, de forma astuta y coordinada.
Una vez que el presidente Noboa ha anunciado para diciembre el referéndum para que Ecuador decida el regreso de la Base de Manta, es necesario empezar a ejecutar un plan con Europa para crear un centro de operaciones conjunto en nuestro territorio, que debe contar con el apoyo irrestricto de la UE, aprovechando el compromiso de sus miembros de elevar su gasto en defensa.