Juan Carlos Holguín | Bolivia: una nueva derrota para el Grupo de Puebla

Bolivia era muy importante para el proyecto ideológico que alguna vez lideró Hugo Chávez
Tras 20 años en el poder en Bolivia, el Movimiento al Socialismo (MAS) tuvo un desplome institucional histórico en las elecciones del pasado domingo, al haber conseguido apenas un 3 % de los votos, lo que los dejará fuera del gobierno en los próximos meses.
El paso a una segunda vuelta electoral de dos candidatos de oposición no fue una sorpresa. Los bolivianos acudieron a votar en medio de una de las peores crisis económicas y sociales de su historia, debido a la escasez de dólares, de combustible y con una inflación interanual de casi el 25 %, la mayor en los últimos 17 años.
Pero eso no es todo. La derrota de la izquierda boliviana, que era una base del denominado Socialismo del Siglo XXI liderado por Hugo Chávez, también tiene su explicación en el proceso de implosión surgido de la batalla interna entre el expresidente Evo Morales y su sucesor Luis Arce. Implosión profundizada por los problemas judiciales de Morales.
Esta situación no extraña, pues muchos de los integrantes del Grupo de Puebla están envueltos en horrendos sucesos que incluyen el posible abuso a menores de edad y violencia de género, como es el caso de Evo.
Hace unos meses, el expresidente boliviano fue acusado en Bolivia de haber tenido un hijo con una adolescente de 15 años, en 2017. El gobierno de Milei en Argentina anunció el pasado mes de abril que reabrirá la causa contra Morales por la denuncia de que durante su estancia en ese país, luego de que el exmandatario argentino Alberto Fernández le concediese un asilo, convivió con cuatro menores de edad. El proceso menciona abuso infantil y trata de personas.
Bolivia era muy importante para el proyecto ideológico que alguna vez lideró Hugo Chávez, pues con su apoyo Morales asumió el poder en 2006, con la receta que pocos meses después fue aplicada en Ecuador con el mismo financiamiento venezolano: una constituyente, una nueva constitución y un control total del aparato de poder.
Por eso, con esta nueva derrota electoral del Grupo de Puebla, sus miembros pierden un nuevo país al que ‘aportar’ con sus consultorías y fundaciones. Solo queda en el poder la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quien, sin embargo, va quedando aislada en el panorama regional, junto a las narcodictaduras venezolana y nicaragüense, y al polémico gobierno colombiano de Gustavo Petro. Lula Da Silva y Boric han sido más pragmáticos en sus funciones.
Al otro lado del océano, los amigos del Grupo de Puebla tampoco lo tienen fácil: el expresidente español Zapatero se encuentra en el medio de una polémica pues su nombre ha aparecido en las investigaciones de corrupción entre funcionarios españoles con Venezuela. En las mismas investigaciones también se encuentran otros miembros del Grupo de Puebla como Iñigo Errejón o Pablo Iglesias, cuyas fundaciones cobraron mucho dinero del Ecuador de Correa, la Bolivia de Morales y la Venezuela de Maduro.
El Grupo de Puebla se desgrana. Lo que supuestamente inició con un objetivo de promover el progresismo en la región, terminó siendo un grupo que promueve el concepto de ‘lawfare’ como escudo ante los evidentes casos de corrupción de algunos de sus miembros. Hoy Bolivia inicia una nueva etapa y en el Grupo de Puebla pierden un generador de recursos más.