Columnas

No solo palabras, presidente

"¡Más allá de los discursos de efemérides, esperamos su respuesta concreta, señor presidente!"

Cuando se recuerde el duro momento por el que atravesamos como consecuencia de la pandemia, se establecerá que de ese acontecimiento, aparte del gran número de víctimas, surgieron unos personajes con historia y otros con prontuario. Entre los primeros asomará un conjunto de compatriotas que se sacrificaron, dieron su vida, abandonaron a su familia y no dudaron en entregarse a fondo en una cruzada de la que era y es casi imposible salvarse. Ahí estuvieron médicos, personal de enfermería y asistencia, policías, militares, trabajadores de la limpieza pública, repartidores de víveres y medicinas. Todos ellos, imbuidos por un sentido de profundo servicio y de patriótica entrega, pintaron el paisaje de desesperación y angustia con pinceladas de esperanza y optimismo.

Para quienes hemos debido mantenernos encerrados, la imagen de ese batallón de combatientes nos ha devuelto la alegría y nos ha hecho recuperar la confianza de que el futuro todavía puede ser vivido y disfrutado. Por el lado negativo del duro pasaje, sin embargo, asoma una recua de personajes que ha metido las manos en el bolsillo de todos y, de manera voraz y sin vergüenza alguna, se han aprovechado de la situación y se han alzado con voluminosas cantidades de dinero. La actitud de estas bandas mafiosas no ha podido ser explicada de manera convincente por las autoridades gubernamentales, y la acción de la justicia se ha limitado a emprender una campaña de allanamientos que, en lugar de atrapar a los jefes de las pandillas cuyos domicilios deben ser suficientemente conocidos, ha detenido a funcionarios de tercera o cuarta importancia.

La situación que enfrentamos tiene, al momento, dos componentes fundamentales: la urgencia de consolidar una estrategia en condiciones de frenar los enormes efectos del contagio viral, y el impostergable compromiso de perseguir, atrapar y castigar a los hampones y depredadores de los dineros y la vida de los ecuatorianos.

¡Más allá de los discursos de efemérides, esperamos su respuesta concreta, señor presidente!