Columnas

Economía de guerra

'Los ajustes que el régimen debe adoptar son inmediatos'.

El coronavirus nos agarró en una situación muy crítica. Un ingreso petrolero a la baja, las arcas fiscales vacías y una imprevisión gubernamental. Los anuncios de la pandemia se difundieron, pero en el sector oficial no se armó la estrategia de una Economía de Guerra. Así, el presidente declaraba una cosa, sus ministros otra, y en la población surgió un sentimiento de incertidumbre que, con el paso de los días, se trocó en angustia y desesperación. A pesar de ello, el desbarajuste parece irse atenuando pese a las dificultades de un ejercicio del poder con apoyos ciudadanos ausentes, improvisaciones y acciones hasta irracionales de autoridades y altos funcionarios que no han entendido lo que significa el Estado de Excepción.

Los ajustes que el régimen debe adoptar son inmediatos: garantizar recursos económicos para afrontar la situación, plantearse si el Ecuador debe responder en este momento a sus obligaciones con la deuda externa o utilizar ese capital en atender las necesidades impostergables.

El Gobierno debe trabajar con el sector financiero para impulsar una política de elasticidad crediticia y un plan emergente de ayuda a sectores productivos clave y a la población que demande préstamos. Debe también garantizar el desenvolvimiento de los núcleos de exportación, facilitando el desplazamiento de la carga y la rapidez en los trámites.

En el ámbito de la atención a las necesidades básicas de la colectividad, debe clasificar a las ciudades por sus características. Así, siendo Guayaquil una urbe con un gran porcentaje de informalidad, la presencia gubernamental tiene que ser continua, cotidiana e imparable, así como la atención con laboratorios y puestos de salud a través de equipos que instalen, en lugares de mayor riesgo, carpas y dispositivos.

La labor del Comité de Operaciones Especiales, COE, debe tener una vocería unificada en lo relacionado al comportamiento de los habitantes y a las variaciones que se observan, de manera consecutiva, en la afectación por el virus.

¡La responsabilidad es suya presidente!