José Molina Gallegos | ¿Para qué sirve un abogado penalista?
...el Derecho penal puede quitarle a una persona su honra, su futuro y su libertad. Por eso se necesita límites
“¿Cómo puedes ser penalista? Si es que el Derecho penal es horrible, solo se defiende culpables ”. Me lo han preguntado y dicho muchas veces. A veces con genuina curiosidad, otras con un dejo de reproche. Y no los culpo: la figura del abogado penalista suele estar mal entendida. Para muchos, defendemos lo indefendible. En términos generales lo digo: nada más lejos de la verdad. Un abogado penalista sirve -o debe servir- para algo muy importante: que el poder punitivo no se convierta en venganza, que el Estado no aplaste a nadie en nombre del orden, y que toda persona tenga derecho a una defensa digna. Se trata de que nadie sea condenado sin un debido proceso, porque cuando se permite que eso pase con uno, se abre la puerta para que le pase a cualquiera.
Una de las mayores gratificaciones en el campo profesional es la defensa pro bono, defender sin cobrar un honorario a personas que lo necesiten y que no cuenten con medios para pagar un abogado. Hace algún tiempo defendí a un acusado de un delito sexual, a quien denominaremos Arturo. Su expareja orquestó una aberrante narrativa cuya supuesta víctima fue su hija. La razón del caso era que ella buscaba venganza por pensiones alimenticias impagas de Arturo por sus escasos recursos. Su represalia por ello fue la más miserable: denunciarlo por dicha violación y manipular a una niña para que, en su testimonio anticipado, mienta sin ningún reparo. ¿Qué pasaba si Arturo no tenía defensa? Nadie hubiera refutado las pruebas de la acusación. Finalmente se ratificó su estado de inocencia. Para que dimensionen lo que fue, saliendo de la última audiencia, la expareja de Arturo le dijo: “¿ya ves? Ni para darme plata sirves”. Su hija, meses más tarde le pidió disculpas a su padre por haber mentido.
Lo comento para que tengan presente que el Derecho penal puede quitarle a una persona su honra, su futuro y su libertad. Por eso se necesita límites.
Un abogado penalista sirve para recordar que la ley no es plastilina, sino un equilibrio. Que el Estado, a través del poder punitivo (jueces y fiscales) tiene límites. Que en un Estado de derecho la persecución a través de un proceso penal es reprochable, que al final de cuentas la verdad sale a la luz, muchas veces cuando a las personas se les ha comprometido lo más sagrado que el ser humano tiene luego de la vida: su libertad y su honra. Para luchar contra ello, sirve un abogado penalista.