Premium

Políticos con alma de piratas

Avatar del José Hernández

'El ejercicio político es absolutamente irracional y, por supuesto, cada partido o movimiento invocará principios en este ejercicio eterno de lavarse las manos’.

La reforma tributaria pasó por el ministerio de la ley. Esa fue la noticia el viernes pasado. Pero no fue la única: hubo un acuerdo del Gobierno con el correísmo que no votó a favor de una moción de Pachakutik para archivar el proyecto. Esto disparó una ola demostrativa de virtudes insospechadas en los demás partidos y movimientos. Así se multiplicó el número de defensores de la ética pública, de los grandes principios, de las clases medias, de las causas sociales…

Ante esa realidad, que deja sin voz, cualquiera se pregunta quiénes son, entonces, aquellos que extorsionan a los gobiernos. Que piden los negocios petroleros. Las eléctricas. Las minas. Petroecuador. El MIES. La Fiscalía. Las cortes. La Contraloría. El Ministerio de la Amazonía… ¿Acaso Correa y Moreno no entregaron hasta hospitales?

El hecho cierto es que Guillermo Lasso -como sus antecesores, salvo Rafael Correa- es rehén de un juego político perverso en el cual solo tiene un dilema: escoger el mal menor. Rasgarse las vestiduras, como hacen socialcristianos, Pachakutik, la ID y algunos independientes, es solo un ‘performance’ más de una sociedad política que en la Asamblea vive en gueto, distante de las urgencias reales del país y convencida de que el Estado es un botín que puede disputarse a dentelladas.

Está claro: Guillermo Lasso traspasó una línea roja al entenderse con el correísmo y eso pesará negativamente en su gobierno. Pero aquellos políticos que lo señalan no lo hacen desde la responsabilidad que, se supone, tienen con el país. Porque vamos a ver: ¿esos políticos tienen claro lo que significa el peligro que hace correr el correísmo a la democracia? Hoy dan lecciones y, cual vírgenes asustadas, toman cita para el futuro. Pero ¿rehuyeron los acuerdos con el caudillo en el pasado?

¿El Partido Social Cristiano no quiso un acuerdo integral con Correa desde el inicio del gobierno de Lasso? ¿La Izquierda Democrática hace alguna diferencia política entre Lasso y Correa? ¿La hace Pachakutik? La respuesta es no. Les da lo mismo. No hay diferencia en su sistema de valoración. Y no hay diferencia porque su actividad está más gobernada por intereses que por valores y les da igual si en Carondelet está un demócrata o si juegan a la ruleta rusa y en ese ejercicio facilitan el retorno del caudillo autocrático.

El ejercicio político es absolutamente irracional y, por supuesto, cada partido o movimiento invocará principios en este ejercicio eterno de lavarse las manos. Los socialcristianos dicen que no permitieron que suban los impuestos. La ID y Pachakutik que dieron alternativas y el Gobierno no las aceptó. En el fondo, lo que querían era archivar la reforma tributaria sin que les importe la realidad fiscal, el acuerdo con el FMI, la política social o el acuerdo comercial con México o el ingreso a la Alianza del Pacífico. Esas son responsabilidades del Ejecutivo.

Si el país les importara, si hicieran la diferencia entre democracia y autoritarismo, entre institucionalidad y golpismo, se sentarían seriamente con el Gobierno para sacar adelante la reforma tributaria o cualquier otra ley. Así aislarían al correísmo y darían gobernabilidad, guiados por las urgencias del país real y el deseo de que cuando lleguen al poder, el país esté en mejores circunstancias. No lo hacen porque, en el fondo, sus diferencias con el correísmo son pocas y porque creen que en política lo único que cuenta es tener alma de pirata. Eso son.

En ese punto, para un gobierno atrapado y sin votos, negociar con unos o con otros es lo mismo. ¿Penoso? Claro, pero eso es la historia nacional.