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Nebot la fregó feo

Nebot no ha dicho por qué sacrificó un acuerdo con Lasso para reactivar y modernizar el país -con acento en los pobres-, para proteger a la cúpula correísta

Las dos fuerzas de centroderecha que debían modernizar el país, protegiendo el tejido social, tomaron rutas diferentes. Guillermo Lasso dio la espalda al proyecto de alianza que el PSC mantuvo con el correísmo para la elección de autoridades de la Asamblea. ¿Qué había de fondo en ese acuerdo? Por supuesto no se sabrá. Y lo que se lee, en el comunicado del PSC, es tan vacuo que no necesitaba acuerdo y menos aún con el correísmo.

Jaime Nebot no ha explicado por qué participó y defendió hasta el final esa alianza. ¿Con ella podía alcanzar la presidencia de la Asamblea con Henry Kronfle, de su partido? Sin duda. ¿Perdía esa presidencia si el PSC y CREO hacían alianza con Pachakutik y la Izquierda Democrática? No es seguro. ¿Evitaba, si se aliaba al correísmo, una negociación laboriosa y desigual con los indígenas que no olvidan (e ignoran su explicación) aquella frase suya en que les pedía quedarse en los páramos? Seguramente. Pero, ¿cómo un político tan ducho, como él, no coligió que un acuerdo con la cúpula correísta es tan tóxico políticamente, o tan peligroso para el presidente electo, como proponer el fin del subsidio al gas?

Nebot no ha dicho cuáles eran las ventajas estratégicas, de provecho nacional, que podían justificar que el presidente electo asumiera ese riesgo. Y él y seguramente su amigo Jaime Durán sabían que ese peligro era real y era inminente. En la Asamblea, entre políticos, todo se sabe. Y estos días, cuando apenas están estrenando puesto los asambleístas, son generosos en confidencias. Que sí que había conciencia de que un acuerdo traería serias consecuencias para el presidente Lasso. Pero que no pasaría de ser un remezón de un par de días en medios y en redes sociales. Y que, además, en una semana todos lo olvidarían porque estarían hablando del discurso de posesión. O del plan de vacunación. O de cualquier otra cosa.

En el fondo, este proyecto de acuerdo con el correísmo fue concebido con dos objetivos que recuerdan lo sucedido con Mauricio Macri. Y debe ser mera casualidad que Jaime Durán que estuvo en Argentina, esté ahora aquí. El primero, no encarar el pasado so pretexto de la reconciliación nacional. Y el segundo, presentar al correísmo, como pasó con el kirchnerismo, como la fuerza dirimente para obtener gobernabilidad. El costo en Argentina fue no pedir cuentas, con la celeridad debida, a Cristina Fernández, que ahora mete la mano a la Justicia desde la vicepresidencia para blanquear expedientes; el suyo en prioridad. Aquí los correístas, que no dan puntada sin dedal, hablaron de una comisión de la verdad para revisar procesos y llevar el resultado ante cortes internacionales. Para así obligar a las nacionales a revisar sus fallos.

Nebot no ha dicho qué gobernabilidad hubiera logrado el presidente Lasso aliándose con el correísmo. ¿Qué leyes habrían votado conjuntamente? Y más allá de aquello -que es una falacia- el PSC no ha explicado cómo el presidente electo hubiera podido hablar de ética, de lucha contra la corrupción, de independencia de la Justicia, de transparencia. ¿Qué hubiera dicho al país este 24 de mayo?

¿A cambio de qué valía que Lasso sacrifique su capital político? ¿A cambio de qué el PSC cree que Lasso debió pegarse un tiro en la nuca antes de asumir el cargo? No hay respuesta en el comunicado que publicó. Y en el cual comete despropósitos tan toscos como comparar el acuerdo con el correísmo con el Pacto de la Moncloa.

Nebot no ha dicho por qué sacrificó un acuerdo con Lasso para reactivar y modernizar el país -con acento en los pobres-, para proteger a la cúpula correísta.