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Correa está fuera de juego

"Lo que cuentan algunos correístas permite pensar que el expresidente acariciaba la expectativa de no ser condenado en el Caso Sobornos 2012-2016"

COLUMNA CORREA
-expreso

Rafael Correa y su organización en Ecuador y México son un aparato dedicado a maquinar. Sin descanso mueven sus hilos de poder, su engranaje político y de inteligencia y su estructura de guerra informativa. No hay un aparato político y conspirativo comparable en el país. Por eso es imposible creer que no previeron el atolladero en el cual se iba a encontrar su binomio presidencial que, como están las cosas, no podrá ser inscrito en la carrera presidencial.

No solo lo previeron: lo provocaron hasta lograr que su binomio no esté oficialmente registrado en el Consejo Nacional Electoral. No hay binomio: solo figura el candidato presidencial Andrés Arauz. No existe candidato a vicepresidente porque Correa no aceptó la candidatura y, como es lógico, es imposible reemplazar a alguien que no existe. Correa tenía que venir personalmente a Quito y, como se sabe, solo llegó en un iPad al CNE, al lado de su hermana Pierina y de Andrés Arauz.

Lo que cuentan algunos correístas permite pensar que el expresidente acariciaba la expectativa de no ser condenado en el Caso Sobornos 2012-2016. Y que cuando eso se produjo, estuvo seguro de que el Tribunal de Casación no ratificaría la sentencia de ocho años de cárcel. Esa expectativa la combinó con otra jugada imposible: repetir en Ecuador lo sucedido en Argentina, donde Cristina Fernández, expresidenta también acusada de corrupción, se coló en la papeleta presidencial como vicepresidenta. Y gobierna hoy al lado de Alberto Fernández.

Es evidente que Correa sabía que no podría ir en el binomio con Arauz. Evidente, igualmente, que no iba venir a Quito desde Bélgica a inscribirse. En los dos casos, Correa recurrió al show y dramatizó sus imposibilidades. Le dio un poder a su hermana para que lo representara y pretendió, para aceptar la candidatura, que estar en un iPad es sinónimo de estar en forma “personal, personalísima...”. El Tribunal de Casación dio su fallo el 7 de septiembre y la sentencia quedó ejecutoriada 11 días después. Muy tarde pues, para el correísmo, el proceso de aceptación de la candidatura concluyó el 1 de septiembre (los candidatos de las organizaciones políticas podían aceptar la nominación hasta el 2 de septiembre).

Conclusión: los tiempos de sus jugadas políticas no coincidieron con los tiempos electorales. El resultado es que el correísmo no tiene binomio reconocido en el CNE y, para justificarse, ha producido una hojarasca retórica sin efecto posible sobre la realidad. Por ejemplo Andrés Arauz ha dicho, como si no hubiera leyes ni reglamentos, que ellos sí son contemporáneos y usan las tecnologías de punta. Y que en virtud de aquello, Correa no solo se presentó en el CNE (virtualmente) sino que aceptó la candidatura y firmó (electrónicamente). Ahora, si se trata de explicar por qué él figura solo en el espacio donde debe estar un binomio, Arauz y el aparato correísta resucitan el discurso de la persecución política, que incluye afirmar que los quieren dejar por fuera de la carrera presidencial porque, si compiten, pueden ganar en una sola vuelta...

La realidad es mucho más palmaria: el correísmo, por razones estratégicas que solo incumben a su líder, ignoró los plazos electorales, quiso saltarse las reglas y ahora pretende poner un candidato a vicepresidente que, además, tampoco cumplió los requisitos. El CNE es tan consciente de aquello que en su lista de binomios no está el del correísmo. Si aplica la ley, no podrá inscribirlo. Y el correísmo podrá activar el resto del guion: confrontación y victimización interna e internacional. Es lo que mejor sabe hacer.