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Flaco favor

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Esto es lo que hoy nos aporta la CC: una designación exprés seguida de renuncias en cargos estratégicos dentro del CJ

El Consejo de la Judicatura (CJ) tiene un nuevo presidente. No es uno titular y definitivo, sino otro temporal. Su designación no cumple con los presupuestos constitucionales para validarlo en el cargo. Álvaro Román es presidente del CJ, simplemente, porque la Corte Constitucional (CC) así lo quiso.

Román no proviene de alguna terna remitida por la Corte Nacional de Justicia. Es, por tanto, ilegítimo (por la fuente) que él presida el órgano de control, disciplina y gobierno de la Función Judicial. Pero, ¿por qué lo sentaron ahí?

La decisión de la CC no ofrece mayores razones al respecto. Menos alguna que se compadezca con un sentir democrático que promueva la anhelada estabilidad institucional que la propia CC dice tutelar. Sacar a un presidente temporal para poner otro, no luce como una decisión jurídica digna del más alto tribunal de justicia e interpretación constitucional del país, sino más bien como una postura política y coyuntural.

Agreguemos que la permanencia de Román en el cargo es, además, incierta. Puede durar mucho o poco tiempo, no se sabe. Todo dependerá de lo que pase en la consulta popular o si la Asamblea Nacional (AN) titulariza a los consejeros suplentes del CPCCS. Entonces: si gana el sí, se queda de largo. Si gana el no, hasta junio. Y si la AN actúa, sus días como presidente temporal del CJ son cortos.

La CC estaba advertida de todos estos escenarios y aun así se decantó por la jugada del “quítate tú pa’ ponerme yo”. Queda claro, entonces, que el real interés detrás de verificar el cumplimiento de la sentencia (Nº 1219-22-EP/23) no era otro que el de remover a Fausto Murillo de la presidencia temporal del CJ y, con ello, alterar las mayorías en ese órgano de la Función Judicial.

Esto es lo que hoy nos aporta la CC: una designación exprés seguida de renuncias en cargos estratégicos dentro del CJ, que dejan el camino libre para las componendas con las que unos grupos políticos pretenden (re)tomar y repartirse el control de la justicia. ¿Les alcanzará el tiempo? ¿Les jugarán los resultados de la consulta?

La jugada fue maestra y flaco el favor que nos hizo la CC.