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¿Doble moral?

Avatar del JOSÉ DE LA GASCA

Ahora opera el ocultismo de la información, de aquella que -dicho sea de paso- por mandato constitucional es pública y de libre acceso para todos’.

El ‘affaire’ de las vallas publicitarias en Guayaquil nos deja boquiabiertos. Resulta que unos cuantos vivos instalaron “de agache” 400 vallas sin permisos. No pagaron un centavo a las arcas del Municipio. Tampoco por la energía eléctrica. Todo esto, desde luego, con la anuencia de servidores municipales, que se hicieron de la vista gorda. El tufo a coima hiede.

Que ya hay investigaciones por peculado en Fiscalía, dicen. También dicen que hay acciones de control en Contraloría. Las voces oficiales del Municipio han dado una tibia respuesta que no señala los nombres de las empresas implicadas ni de los funcionarios responsables de ese (des) control. ¿Pero no era acaso una propuesta de la alcaldesa publicar los nombres y las caras de los ladrones sorprendidos en delito flagrante, casualmente, en esas mismas vallas? Recuerdo que justificaba su discurso en la prevención (que se eviten otros delitos), que suponía que todos sepamos cuáles eran los delincuentes. No importaba si eso rayaba en lo ilegal o vulneraba derechos. Tampoco importaba la presunción de inocencia. Todo eso eran pavadas.

Pero ahora, ante este escándalo, ahí sí aplica la reserva de las investigaciones. Ahora opera el ocultismo de la información, de aquella que -dicho sea de paso- por mandato constitucional es pública y de libre acceso para todos. Esto, desde luego, por aplicación del principio de transparencia, que rige toda la cosa pública y que atraviesa también a los gobiernos autónomos descentralizados.

Ocultar los nombres de quienes se han beneficiado de estos negociados no solo es un delito en sí mismo (fraude procesal), sino que abre la puerta -en épocas de campaña electoral- para elucubrar que las rutas de la coima vienen por todos estos lugares. Algo así como un “arroz verde”, pero guayaco.

El Municipio debe apurarse a trasparentar esta (in)gestión. Eso es parte de rendir cuentas, de ejercer el poder en democracia. Lo contrario promueve una forma virulenta de contratar esa publicidad en la ciudad y otros delitos.

Cuidado y así como pusieron todas esas vallas sin que nadie lo advierta, pronto nos enteremos de que Fiscalía pidió el archivo de las denuncias, así como pasó con lo de las camionetas en la pista del aeropuerto. ¿O no lo sabían?