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De la cabeza al cielo

Avatar del Jorge Jalil

"Buen viaje y gracias, maestro"

Cuándo era pequeño, si bien disfrutaba la música, la que muchas veces escuchaban mis abuelos, yo la ignoraba porque la veía como música anticuada.

Con los años, esa música que tanto se repetía comenzó a sonar más melodiosa y sus letras tenían cada vez más sentido.

Hoy me cuesta imaginarme cómo durante tanto tiempo me negué a encontrar el arte en canciones como Por debajo de la mesa, Somos novios, Esta tarde vi llover, o la que incluso inspiró el título de una de mis columnas: Contigo aprendí.

Puede parecerles un poco extraño que quien le dedique una columna a Armando Manzanero sea un ‘millennial’ de 26 años pero es que al menos a mi parecer, él marcó un antes y un después en la música latinoamericana.

Su música es tan trascendente que es capaz de sentar en una mesa a compartir momentos gratos a personas de edades, épocas y culturas completamente distintas.

¿Cuántos de nosotros no disfrutamos de sus melodías con nuestros padres, abuelos, bisabuelos y amigos inclusive?

Los versos de sus canciones, escritos con tanta creatividad y romance no se borran con el tiempo, ni siquiera con los cambios en los géneros de la música, se han quedado grabados en nuestros corazones para siempre.

En mi opinión también, quién más honor le hizo a las canciones de Armando Manzanero fue Luis Miguel (no por eso olvidemos que hasta Elvis Presley cantó Somos novios en inglés) y a él, alguna vez le preguntaron por la estatura del artista en un tono burlón y él muy acertadamente les dijo: “Si tu puedes medir su altura de la cabeza al cielo, yo creo que es más alto que tú”.

Hoy esa altura desapareció y estoy seguro de que ahí en el cielo, descansará en paz, y sus canciones siempre vivirán con nosotros.

Buen viaje y gracias, maestro.