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Ucrania es Europa

Avatar del Joaquín Hernández

En Ucrania están presentes los conflictos de los imperios, las culturas y las religiones que encontraron en su suelo el lugar no solamente de confrontación sino de reconciliación’.

La brutal invasión a Ucrania y los crímenes de guerra que presumiblemente han hecho las tropas rusas, como las matanzas de civiles en Bucha, en las afueras de Kiev, están dirigidas contra un país de cultura europea que ostenta esa condición. Esto significa que los dones más preciado de los ucranios (ambas formas de utilizar el gentilicio son válidas) son la libertad, el multiculturalismo, la diversidad, la independencia de espíritu, como lo están demostrando heroicamente, luchando en condiciones desiguales contra un enemigo bárbaro que carece de escrúpulos.

Las conversaciones de radio entre soldados rusos que relatan casos de civiles a los que han disparado por la espalda y que no participan en los combates, muestran que estas ejecuciones no son casos aislados, sino que, como dice el semanario alemán Der Spiegel, forman parte de una estrategia para “sembrar el miedo entre la población civil y así reducir la capacidad de resistencia”.

La publicación de estas grabaciones ha sido impactante y ha traído a la memoria los recuerdos del Holocausto.

La diversidad de Ucrania, su extraordinaria riqueza cultural, se evidencian en la magnífica obra de poetas, ensayistas y narradores que han nacido en su suelo. Entre ellos, Paul Celan, nacido en Czernowitz, la actual Chernivtsi, en el suroeste de Ucrania. La de Yuri Andrujovich autor de El último territorio. O, si se quiere ir más atrás, las obras de Mijaíl Bulgákov nacido en Kiev (La guardia blanca; El maestro y Margarita) e Isaak E. Bábel, oriundo de Odessa, (Caballería Roja; Cuentos de Odessa).

En Ucrania están presentes los conflictos de los imperios, las culturas y las religiones que encontraron en su suelo el lugar no solamente de confrontación sino de reconciliación. Eso es precisamente el espíritu de Europa.

Como dice Hryhory Skovoroda, en la versión de Aurelio Asinc que aparece en el último número de Letras Libres, dedicado a Ucrania: “El espíritu es un abismo entre nosotros/ más vasto que las aguas y los cielos. / No podría saciarte ni en una eternidad/ aquello que cautiva la visión de tus ojos”.