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Necesarias reflexiones sobre Colombia

No se desconoce la presencia de elementos subversivos provenientes de los grupos guerrilleros y del narcotráfico, y de agentes infiltrados de los gobiernos venezolano y cubano’.

La gravedad de la última crisis que vive Colombia exige una reflexión urgente en Ecuador. Imposible ignorar las implicaciones en un contexto regional en que la mayoría de países optan por adversarios del modelo de democracia liberal de separación de poderes y respeto a las libertades, en nombre de logros que de otra forma no serían alcanzables. Entonces, el fin justifica los medios. El problema es que ello lleva al autoritarismo y, en último término, a la dictadura.

Colombia no solo es la cuarta economía más grande de la región sino también el país que en su historia contemporánea, con la excepción del golpe de estado del general Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957), ha mantenido, pese a todo, el modelo de democracia liberal. Esta decisión está en crisis por la posible victoria, en las presidenciales del 2022, del candidato izquierdista Gustavo Petro, cercano al socialismo del siglo XXI y a los regímenes de Maduro y de Cuba, cuya aceptación crece en la medida en que baja la del presidente Duque.

El problema colombiano es complejo y no es válido confundir a todos los actores en esta tercera ola de protestas (la primera estalló en noviembre de 2019 y fue interrumpida por el COVID), a no ser que se quiera derrumbar a Duque.

Hay tres factores, por lo menos, que aparecen en esta crisis: el crecimiento de la desigualdad económica. Colombia es el segundo país más desigual en América Latina y el séptimo en el mundo; el encierro y la pérdida de empleos por el COVID-19; la insuficiente liquidación de los Acuerdos de Paz que ha traído olas migratorias a las grandes ciudades.

No se desconoce la presencia de elementos subversivos provenientes de los grupos guerrilleros y del narcotráfico y de agentes infiltrados de los gobiernos venezolano y cubano. Separar no confundir.

Por eso, el presidente Duque intentará dialogar este lunes con diferentes grupos de la sociedad civil.

Las consecuencias de lo que suceda para el nuevo gobierno ecuatoriano no son difíciles de adivinar, peor si el vecino del sur elige a un presidente enemigo de la democracia liberal.