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La vuelta a la democracia

Avatar del Jaime Rumbea

En décadas, o en cientos de años, recordaremos este período como la vuelta a la democracia o con algún otro nombre que estamos en tren de inventar.

El tiempo es un tesoro tan grande que nadie ha logrado descubrirlo. Cuando Einstein abraza con ciencia aspectos del tiempo que antes eran ignorados se lo erige en símbolo de la inteligencia moderna. El resto de los mortales nos contentamos con tener un reloj y correr por la vida.

De niños queremos ser grandes y de grandes queremos ser nuevamente niños. Cuando hacemos algo que disfrutamos se nos pasa volando el tiempo, mientras que cuando no disfrutamos de la vida el tiempo puede ser un suplicio.

Un telescopio espacial lanzado recientemente permite ver tan lejos que, siendo el tiempo secuencia de hechos, por su visor se aprecia el pasado.

Mal podemos los ciudadanos de a pie penetrar en esferas del conocimiento reservadas al filósofo y al científico; con las justas recordamos, porque el tictac del reloj corriendo nos obliga a pensar en el ahora, cuando no el futuro ansiar.

Estoy seguro que hay gente que quiere que se apuren las elecciones y hay otros tantos que preferirían no tener que ir nuevamente a votar. La decisión se une a los afectos y a los desafectos más que a los planes de gobierno. Lo cierto es que se aproxima un nuevo evento, un nuevo hito, que repercutirá en cómo formamos nuestra historia, cómo nos recordaremos y cómo nos identificaremos como nación.

Le quedan apenas tres meses al presidente Lasso para asegurar su marca en la memoria colectiva.

Aquello que con un telescopio mirarán desde el futuro los hijos de la patria, al igual que en la galaxia, son eventos. La memoria se forma con el clímax y el desenlace de los períodos, no con su recuento continuo.

Como ni Lasso ni su movimiento van a participar en las próximas elecciones, les queda a Nebot y a Correa el 20 de agosto como oportunidad para ajustar el desenlace de su historia política.

Me parece simpático que ninguno de los dos es candidato pero que al terciar, están apostando porque esta vez sus fichas en el tablero, en caso de ganar, no les hagan la misma que ya les pasó, al uno con la Alcaldía y al otro con la Presidencia.