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Nuestra guerra

Avatar del Jaime Rumbea

¿Cuánto tiempo lleva la guerra ecuatoriana contra el narco?

Esta semana leí la historia de una señora que luego de ser asaltada en su tienda, en algún barrio de Guayaquil, decidió juntar sus cosas y mudarse con toda su familia a otro país. Habrá pasado algo que no se conoce o se trata simplemente de alguien determinado, recursivo y cansado de la inseguridad. Difícil saber.

México también alcanzó esta semana la simbólica cifra de cien mil desaparecidos desde que en 2006 inauguraron sus gobernantes la guerra contra el narco. Otras decenas de miles son muertos.

Allá por 2016, con motivo del undécimo aniversario de la guerra mexicana contra el narco, la BBC relataba que "la clase política mexicana es la madre y el padre de la violencia organizada en México". Nada raro, cuando en esa época el narco inyectaba anualmente una cifra equivalente a la mitad del producto interno ecuatoriano, cada año, en la economía mexicana.

Sucesos en apariencia inconexos que señalo mientras reflexiono sobre la crisis de seguridad que vive Ecuador: con esos números el problema no ha de resolverse ni con cantaletas sobre valores ni con alternativas meramente coercitivas. Yo me alineo con quienes piensan que el problema estructural es que la gente no tiene alternativas económicas válidas. Que las perspectivas de prosperar en los sectores económicos tradicionales, para una gran parte de la población, no son tan buenas como las ofrecidas por el narco.

Concedo que si pensamos fuera de la caja del modelo económico imperante de prosperidad, este análisis pierde asidero. Pero hacer plata, vivir cómodamente, hasta con ciertos lujos, es la imagen que vemos día tras día como única y convergente expresión de éxito, prosperidad, e incluso de una sobreproducida felicidad con pinceladas de exceso. De allí que no deba sorprendernos, embelesados como vamos, que tantos se equivoquen en el camino más certero hacia allá.

De todas formas, entre la adaptación, la huida y la lucha, cada ecuatoriano evalúa sus opciones. ¿Cuánto de la solución a estas cosas es imputable al Gobierno? ¿Cuánto de estas cosas pueden ser resueltas por los individuos? No lo sé. Pero ya contamos aniversarios de una guerra también.