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Más de la mitad

Avatar del Jaime Rumbea

'Poco sabemos de verdad cuánto del precio de cada cosa que vemos en el mercado va a las arcas del
Estado’.

Recuerdo que me llamó la atención en Brasil que las botellas de trago en percha tienen claramente marcada la parte de su precio que corresponde a impuestos.

Mientras comparas si comprar una cerveza o un ron, resulta imposible ignorar que más de la mitad del precio final a pagar se va al Estado. Menos de la mitad queda para quien produce, distribuye y vende. Aquí pasa lo mismo con gran parte de los carros, pasa con bienes importados e incluso con algunos producidos localmente.

Me pregunto qué sería de la política si para todos fuera tan evidente como en Brasil cuánto de nuestro presupuesto diario se va en impuestos, tasas, contribuciones y otras exacciones estatales.

Más allá, como sucedió en España, pudieran un día también volverse evidentes los impuestos ocultos: era la misma autoridad de gobierno la que relataba hace poco que el impacto final de los retrasos e ineficiencias burocráticas sumado a las tasas e impuestos equivalen, para el caso de una vivienda promedio, al precio de un carro. Es decir que con el sobrecosto impuesto por la burocracia al precio de cada casa el hogar que la compra pudiera hacerse de un carro nuevo. Esto por supuesto, multiplicado por cada casa o proyectado en otros ítems del comercio, ya raya en el ridículo.

Sea cual sea el número, alto o bajo, guste o no, resulta finalmente un tema de transparencia poder discernir con claridad cuál es el precio final de tener el Estado que tenemos.

Mientras ese precio sea desconocido, mientras no se mida, mientras ignoremos que el hogar promedio paga sin saberlo más por impuestos que lo que paga por comida o por educación, difícilmente exigiremos del gobierno un mejor servicio.

Debería impresionarnos que, así como ignoramos lo que nos cuesta, cedamos ante la ineficiencia y la desidia cuando hacemos un trámite, aceptando como un hecho que tocará esperar, tocará bajar la cabeza ante requisitos absurdos, copias y certificaciones de documentos que expide la misma autoridad. Debería impresionarnos que no sabemos con claridad, mientras pasan los días, la parte de nuestro futuro que sacrificamos así.