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Un mañana mejor

Avatar del Jaime Rumbea

"Por eso la calidad del balance que hagamos de la cuarentena dictará nuestras opciones futuras".

Los ánimos mejoran con los tonos del semáforo; algo de optimismo asoma. Queda atrás el encierro y la cándida expectativa de que nada habrá cambiado al volver al trabajo, a la escuela, a la universidad.

Pero no estamos salvados de un rebrote; tampoco de nuevas crisis que trastoquen nuestro día a día. Dicho sin alarma: al igual que las probabilidades de morir de COVID son ínfimas proyectadas en el conjunto de la población, las de otra crisis similar lo son también. Y si errar de humanos es, también aprender de la experiencia lo debe ser. Por eso la calidad del balance que hagamos de la cuarentena dictará nuestras opciones futuras.

Para mí, el mayor aprendizaje es el mandato de transformar nuestra economía para la era digital. Por nuestros niños y jóvenes. ¿O estamos dispuestos a que en el próximo encierro se vuelvan a paralizar todas las actividades? ¿Que solo puedan resistir a una quiebra aquellas que operan virtualmente? ¿Cómo apuntalamos los empleos y las actividades que colapsaron porque no cuentan con la tecnología que les hubiera dado continuidad? ¿Qué tanto se lo han planteado los líderes de las actividades productivas en las que se soporta nuestra frágil economía?

Más allá de la dificultad inherente para universidades, colegios y padres, nuestros niños y jóvenes son quienes mejor se adaptan. ¿Queremos que vuelvan a las aulas como si nada cuando los semáforos así lo dicten, o creemos que hay oportunidad en los modelos de educación telemática? ¿Se preparan mejor para el futuro con pizarrón y tiza o creemos que bien les vendrían profesores expertos en la red, en sus riesgos, ventajas y desventajas? El costo decreciente de acceso a tecnología o las profesiones que crecen nos dan la respuesta.

Conozco el caso de personas que reniegan de la transición digital diciendo que no es segura, diciendo que todo lo pasado era mejor, citando incluso, como si eso les otorgara alguna autoridad y no demostrara su desorientación, legislación de hace varios siglos ya. Les recuerdo a ellos que su tren, con la crisis, ya pasó. En esta materia, lo que decidamos hoy determinará las opciones de nuestros hijos y nietos mañana.