Inconsecuente

Mi sospecha es que perdemos de vista con demasiada facilidad los temas que son importantes
Ahora de nuevo está la gente hablando de COVID. Saltan a la palestra expertos y autoridades. Los columnistas no podemos dejar de meter el pico.
Parece que hablamos de COVID como si fuera el mismo virus de siempre, cuando ahora es, prácticamente, inconsecuente. Pero ese detalle es obviado. No se disparan las muertes, no colapsan los hospitales, ni siquiera parecen existir poblaciones vulnerables ya hoy en día. Es nuestra mente la que nos juega una trampa y regresa a ver estos lugares y temas por los que ya pasó. Y parece hacerlo sin beneficio de inventario.
Esto de que el COVID anda de nuevo por ahí hasta parece un juguete de los que no tienen nada mejor que hacer y necesitan atraer la atención pública. Empiezan a proliferar decisiones de autoridad obligando el uso de mascarillas, o advirtiendo tendencias y comentando riesgos. Contra tremendo mal se procuran nuevas soluciones: saltan sus proponentes al mercado, tal vez hacen su agosto.
Me pregunto cuántos otros temas del debate público son solo seudoeventos que se cuelan en nuestro día a día con igual inconsecuencia que el COVID moderno.
Y si es así, me pregunto también cuánta atención y tiempo se nos llevan. Ese espacio podría ser de cualquier otro tema: del hambre, la pobreza, la corrupción, el calentamiento global, algún logro deportivo, en fin. La pregunta que se impone es: ¿cuáles son los temas que realmente importan?
La tesis puede seguir desarrollándose: parecen ser seudotemas los que contaminan cual virus nuestra ágora moderna, el espacio público en el que se desarrolla el debate y se resuelven los problemas sociales. Es allí donde compiten temas y seudotemas, problemas y seudoproblemas,
Obviamente no soy nadie para saber cuáles son, en la palestra pública, los temas verdaderos y los que no lo son. Los que son consecuentes y los que no. Pero defiendo mi sospecha de que perdemos muy fácilmente el hilo de lo importante, al menos como metodología para enfrentar la avalancha de información.