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Detenimiento

Avatar del Jaime Rumbea

Si queremos recuperación, si queremos estabilidad, si queremos prosperidad, tenemos que trabajar en nosotros mismos

Cuando en 2015 la cosa se puso color de hormiga para la economía ecuatoriana, el gobierno decidió ocultar las dificultades y seguir como si nada, a costo de deuda. Fueron los años más duros de la crisis del precio del petróleo, los meses finales y más virulentos del correísmo, aquellos en los que el histrionismo del exmandatario se convirtió en caricatura, impidiendo que la situación económica real se vislumbre.

Hubo desafíos de liquidez en la banca, hubo caídas de demanda, hubo hasta quiebras; se perdió mucho empleo. Pero sobre todo, el nerviosismo y la incertidumbre empezaron a reinar en las salas de reuniones, demorando o difiriendo así cualquier posibilidad de recuperación.

La planificación de las organizaciones se preguntaba si persistiría el dólar, si Ecuador se convertiría en Venezuela, cosas así.

Tuvo además que terminar su mandato Moreno para que los debates y el ruido sobre sus relaciones con el correísmo amainen. Para que la confianza en su gobierno prime por sobre la incertidumbre en sus verdaderos planes o intenciones.

Lo que lleva a marzo de 2020 y a la llegada del COVID, cuando los directorios y las organizaciones más planificadas y estables trepidaron. Sus certezas desaparecieron. Hoy parece todo más cierto y estable, y a mañana resulta que todos estamos a punto de morir. Mejoró esto con el plan de vacunación de Lasso, pero seguimos viviendo una histeria colectiva.

Mis deseos para el año 2022 van por ahí. Desearía que las personas empiecen a ponderar mejor las cosas que dicen en sus reuniones y la información que comparten en sus redes. Si bien me refiero a directorios y equipos de trabajo de organizaciones, esto aplica también en familias, grupos de amigos, todo lado.

Como saben los expertos, basta con disminuir el ritmo de circulación de una información para reducir su capacidad de amplificarse en redes. Solo más paciencia, más detenimiento, más prudencia en el botón de reenviar, más exploración y menos afirmación al compartir información, ayudarán a que nuestro vértigo e incertidumbre amainen y nuestras instituciones recuperen esplendor.