Columnas

Artículos de opinión

Además de alimentar egos y avivar debates sobre posiciones tomadas, hacen los artículos de opinión para cambiar de opinión’.

Me cae como chicharrón de sebo que, como regla general, de los columnistas de opinión se espere polemizar tomando partido sobre tal o cual evento de actualidad.

Además de alimentar egos y avivar debates sobre posiciones tomadas, ¿qué tanto logran los artículos de opinión cambiar de opinión? Especulo que nada. A lo sumo agregan una o dos más cada tanto al inventario de opiniones del lector, generalmente sobre tópicos en los que las posiciones ya están tomadas. Más activismo que nada.

Por eso me río con mi amigo que disfruta y critica mi columna por filosófica, connotando esta última palabra con recelo. Ni respondo. Callo. Sonrío. Y me pregunto qué es realmente la filosofía y por qué en una frágil y rústica distinción se la ha pretendido alejar del conocimiento práctico, útil, incluso material.

En su (recomendada) Historia de la Filosofía, Grayling cuenta que sus ramas contemporáneas son epistemología -o teoría del conocimiento-; metafísica o la investigación sobre la naturaleza y lo que existe; lógica o la ciencia del razonamiento válido y solvente; ética o la distinción entre el bien y el mal, incluso en la acción práctica; estética o la comprensión de la belleza, y finalmente, filosofía de la mente o la aventura de entender la conciencia. Derivan de estas primeras, ramas como la filosofía del lenguaje, la filosofía política y la historia de la filosofía.

La reflexión en el tipo de preguntas que estas materias exudan muestra que la filosofía procura darle sentido a las cosas, obtener entendimiento y perspectiva. Sobre todo respecto a esas muchas áreas de la vida y del pensamiento en las que la duda, la dificultad, la oscuridad y la ignorancia prevalecen. En términos de Grayling: la filosofía echa luz en la frontera de todo entendimiento y emprendimiento.

Los primeros astrólogos fueron los filósofos, como fueron también los filósofos sobre cuyos emprendimientos se fundaron todas las ciencias conocidas actualmente. De allí que la petulante distinción entre el conocimiento práctico y filosofía sea tal vez, en el fondo, la sentencia de -entre otras muchas cosas- las columnas de opinión.