Columnas

664 horas

En campañas electorales pasadas, este fue un tema que el actual gobierno abordó con furia

Ecuador registró el año pasado una nueva caída en el ranking “Doing Business” del Banco Mundial. Ya mal ubicados hasta el año 2019, a la zaga de 123 países en donde hacer negocios es más fácil que aquí, en 2020 Ecuador resbaló seis puestos, llegando al 129.

Las ubicaciones en el ranking se relacionan con las facilidades (¿o dificultades?) exigibles para constituir sociedades, obtener créditos o registrar un inmueble en los registros de la propiedad, entre otros. A nivel latinoamericano somos el país 21. Vergonzoso, ¿cierto? Y por el otro lado nos echamos flores diciendo que somos un país de emprendedores. Hasta gremios de emprendimiento proponen leyes para supuestamente facilitar estas cosas. Pero claro, una vez aprobadas esas leyes vienen con nuevas políticas que requieren también su combo de trámites.

Según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo, “esta caída se relaciona con el tiempo promedio necesario para preparar, remitir y pagar los principales impuestos vinculados a la constitución de empresas que corresponde a 664 horas anuales, más del doble que la media regional”.

El relato y la cifra de 664 horas me lucen simplemente espeluznantes. Finalmente, el tiempo es el activo más preciado que tenemos las personas, y la corrupción también se nos lo está llevando en peso.

Si algo sostiene ese ‘statu quo’ sin que los ciudadanos nos mosqueemos, es la desidia y es que también hay gente que gana mucha plata con la burocracia y la corrupción.

Las opciones del Ecuador a futuro dependen de que la recuperación pos-COVID ponga dinero en los bolsillos de la gente. Y eso puede suceder más rápido o más lentamente, según qué tantas trabas encuentren los agentes económicos para mover su esfuerzo y su capital.

En campañas electorales pasadas, este fue un tema que el actual gobierno abordó con furia. Sus principales ideólogos, muchos de ellos proponentes de un estado minimalista que no se meta en la vida de la gente con procesos y exigencias, ni se diga planificación centralizada, están hoy en posiciones de decisión para cambiar este ‘statu quo’. Las horas corren.