30 que no sabemos cuánto suman

Podemos usar esta risible situación para avanzar el método científico
Una treintena de empresas encuestadoras ha sido autorizada por el Consejo Nacional Electoral para hacer propaganda con análisis y encuestas sobre la venidera elección.
Tanto el Consejo como los medios se han referido a estas empresas como empresas de pronósticos electorales. Esto contradice definiciones técnicas que son cada día más elaboradas sobre el trabajo de esas empresas: pronosticar es hacer conjeturas sobre el futuro, lo que conlleva, para hacerse correctamente, una base probabilística: mi pronóstico asigna probabilidades a la ocurrencia de hechos.
Pero eso no es lo que nos cuentan cuando empiezan propagandísticamente a liberarse sus “pronósticos”.
Dicho ello, lo importante aquí es reflexionar sobre el significado de tener 30 opiniones sobre el futuro, que es uno solo. Y nada más que uno. Es allí donde hay que empezar: el rol más conocido y más eficiente y menos controvertido de las empresas que hacen estos estudios para su venta y publicación es justamente influir en que el futuro sea el suyo, el que anticipan, capturando y anclando una cierta tesis en la opinión pública.
Luego vienen los temas metodológicos en los que, a diferencia de aquel esfuerzo de comunicar sus resultados y lograr influencia y manipulación de la opinión pública, en lo que todas coinciden, pueden distanciarse.
Por eso la técnica moderna recomienda consolidar varias encuestas y estudios y pronósticos, ponderando y tomando lo mejor de cada uno, descartando lo peor. Es lo más parecido al método científico, que por supuesto acepta hasta las más idiosincráticas hipótesis, hasta las hipótesis interesadas, para depurarlas al contraponerlas y permitir que el rigor experimental arroje la verdad.
¿Quién hace en Ecuador el trabajo de consolidar encuestas? ¿Quién les asigna una ponderación en función de su precisión pasada?
No tiene la misma credibilidad uno de esos 30 inscritos que año tras año prueba sus falencias que aquel que se acerca periódicamente a los hechos, si es que existe.