Columnas

Impeachment II

“Los amamos, son especiales” a “serán perseguidos por la justicia. Ni un seguidor mío participa en actos violentos”. El cambio de narrativa es sorprendente. En su último mensaje a la nación Trump pidió que se bajaran los ánimos para que el cambio de mando sea pacífico. La expresión “giro de 180 grados” es insuficiente. ¿Cómo explicar este cambio? El proceso de impeachment en su contra ha iniciado. Para que se materialice su salida de la vida política se necesitan tres cuartas partes del Senado. Los demócratas cuentan con 50 (aproximado), en la otra bancada están cabildeando a 25. El partido Republicano atraviesa su peor momento. Se encuentra en una encrucijada. Entre sus filas cuentan con dos perfiles de electores. El primero: el leal, que se mantiene junto a Trump pese a los eventos del 6 de enero. De acuerdo a una investigación de Reuters, este porcentaje es 70 % de 75’000.000 que es un capital político fuerte (por decir lo menos). De esa base, el fanatismo por la imagen del líder ronda un 35 %, que ya ha amenazado -por medio de sus figuras más notarias- separarse del partido Republicano si este termina dándole la espalda a MAGA. Es decir: si el presidente exiliado de los conservadores empieza su propio movimiento, lo acompañan. Con ese porcentaje menos no tienen cómo competir: los demócratas -que cuentan con la fuerza de la unión- terminarían imponiéndose. Se complica el panorama. En sus filas se encuentra un segundo perfil (minoritario), republicano de corazón, que siente repulsión ante las imágenes del Capitolio y pide a gritos que su partido corte con el caudillismo y vuelva a su esencia. Tampoco pueden darse el lujo de despedirse de ellos. ¿Qué línea seguir? Ponerle la correa a Trump. Esta vez pudieron exigir, pues el cambio en el discurso es la única manera de poderlo defender en el proceso. Apuesto a que en el juicio lo salvan, de ahí en adelante buscarán alejarse de él, impulsando nuevas figuras. ¿Por qué no cortar de raíz la relación con el secuestrador discursivo? Porque una persona puede estar impedida de participar, pero su figura no muere. Y para los discípulos no hay nada más motivante que un mártir.