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Iñigo Balda | Sentido común y vida rural

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Pero cada vez más vemos cómo los fines ideológicos de los gobiernos y sus agendas están por encima del bien común y el de los gobernados

Apenas hemos escuchado aquí, en y muchas partes del mundo, sobre las kilométricas filas de carros atrapados en las grandes urbes alemanas, francesas, belgas y holandesas. Esto ha ocurrido repetidas veces desde el año pasado debido a los bloqueos ocasionados por tractores llegados de todas partes reivindicando la forma de vida rural y protestando contra los constantes impedimentos impuestos por “los ecologistas” sobre ellos. Este es un debate que debería de ser mucho más amplio en lo social, pero estamos viendo que ni siquiera se abre la posibilidad a un debate. Tanto gobiernos como asociaciones ‘ecologistas’ intentan, no solo callar a los granjeros sino de demonizarlos, pintándoles como retrógradas y centuriones en contra del progreso.

Hay que ser muy valiente para, al día de hoy, trabajar la tierra y vivir en el mundo rural. Es un mundo cada vez más envejecido, ya que los jóvenes están dejando el campo por lo sacrificada que es la vida rural. Pocas personas en el mundo tienen más conexión con el entorno ecológico que un granjero, ya que viven de ello, de sanar la tierra. Esta vida sacrificada, que ya tenían sus padres y sus abuelos, es la misma que permite que tengamos en nuestras mesas frutas, hortalizas, carnes y todo tipo de manjares frescos.

¿Quién más ecologista que alguien que vive de la tierra? Pues la respuesta ‘correcta’ la tienen los ecologistas de libro, de ciudad, los que no han trabajado un día la tierra. El mal llamado ‘progresismo’ ha decidido que el medio rural es el gran enemigo del progreso. Por ende, están quitando todas las subvenciones de gasoil a los granjeros, y en los Países Bajos y Bélgica, han llegado al punto de limitar el número de cabezas de ganado por frenar los efectos de CO2; los ‘ecologistas’ dicen que está en torno al 46 % lo que se emite en Países Bajos y Bélgica.

La Unión Europea de los 27 es el tercer mayor emisor de CO2 del planeta, pero son 27 países juntos y aun así es la mitad que Estados Unidos y un cuarto de las emisiones de China. Casi la misma emisión que la India y Rusia. La mayor parte de contaminación viene del transporte pesado por carreteras. Pero desde Bruselas, en lugar de poner el foco de su lucha contra estos, se enrocan en el eslabón más débil de la cadena, el menos representado y al que menos empatía se la va a tener, ya que vive en silencio, trabajando con humildad, que se como lo hacen los trabajadores del medio rural. Pero los granjeros, con toda la razón del mundo, se han hartado de estar en silencio, viendo cómo les complican más una vida ya de por sí complicada y sacrificada.

La labor de los legisladores y gobernantes no es poner impedimentos a sus gobernados, sino trabajar por el bien de ellos y el bien común. Pero cada vez más vemos cómo los fines ideológicos de los gobiernos y sus agendas están por encima del bien común y el de los gobernados. Estamos dejando, y cada vez más, que unos politicuchos, muchos con apenas estudios y conocimientos, tomen decisiones que nos afectan en la forma en la que vivimos de una manera más profunda de lo que somos conscientes. En este caso, los granjeros no van a dejarse llevar en silencio y están alzando la voz en contra de decisiones que vienen desde la ignorancia.