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Iñigo Balda: La papa caliente de noviembre

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Todo este caldo de cultivo muchos lo dan a que es un año electoral, pero otras personas alegan que es un problema mucho más profundo

Desde la llegada del presidente Barack Obama hasta hoy, con la excepción de los cuatro años de presidencia Trump, Estados Unidos ha relajado muchísimo la seguridad en las fronteras (así como lo hacen los socialistas europeos con la migración africana), algo que ha llevado a una ola migratoria bastante considerable, quizás comparable con la de irlandeses e italianos a finales del siglo XIX. Personas de todo el mundo viajan a donde puedan dentro del continente americano, algunos incluso llegan al Ecuador, y desde allí emprenden la peligrosa marcha a pie, cruzando el Darién panameño, toda Centroamérica, hasta la frontera con México, donde esperan el momento para cruzar a Estados Unidos. Esto ha abierto un gran debate y un enfrentamiento enorme entre el gobierno federal y los estados, cuya tensión está en constante subida. Todo este caldo de cultivo muchos lo dan a que es un año electoral, pero otras personas alegan que es un problema mucho más profundo, que podría derivar en otra guerra civil. ¿Cuál es la verdadera situación de Estados Unidos ahora mismo?

A lo largo del tiempo, siempre ha sido receptor de inmigración. “Dadme a vuestros cansados, vuestros pobres”, es un mensaje que se lee en Ellis Island, por donde los barcos pasaban chequeo en el siglo XIX. Hoy Estados Unidos sigue teniendo necesidad de inmigración, pero muchos menos.

Los estados fronterizos creen que se ha relajado demasiado la seguridad en la frontera, algo que ha llevado a un colapso de todos los servicios. Estos estados exigen ahora un mayor control, pero se han topado con otros estados que los denunciaban de “racistas”, los cuales a su vez se autodenominaron ‘estados refugio’, abriendo sus puertas a todo inmigrante ilegal que lo necesitase. Entonces los estados fronterizos aceptaron su invitación y empezaron a enviar en bus a todos los inmigrantes ilegales que llegaban a sus fronteras a ciudades de Nueva York, California, Illinois, y a otras más. ¿Consecuencias? Muchas personas en estas ciudades han empezado a entender los problemas de la frontera sur, ahora empeorada por muchos factores, siendo el principal el ‘efecto llamada’, que ocasionó la relajación de la frontera en 2009.

Ahora Texas ha querido tomar el asunto por los cuernos, reforzando con concertina los pasos más transitados. Siempre se ha usado la concertina, pero ahora es un problema para la administración Biden. Esta decisión es la que ha dado inicio a un enfrentamiento con el Estado Federal, quien llevó la decisión al Tribunal Supremo, el cual ordena la suspensión de añadir más concertinas en la frontera. Texas alega que ellos, mediante la Guardia Estatal Texana, van a seguir tomando las decisiones que vean necesarias para asegurar las fronteras, ya que ve dejación de funciones por parte del Estado Federal. Ahora mismo, Texas alega que el intervencionismo del Estado central está poniendo en jaque lo derechos de los estados, alguno llegando a hablar de estado de preguerra civilista. La verdad de la situación es que la seguridad de fronteras es un tema federal, y aunque haya dejación de funciones por parte del Estado central, los estados poco pueden hacer frente a ello. Habrá que seguir de cerca esta situación, que puede ser determinante en noviembre.