La mano invisible

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'Nadie controla el proceso, las relaciones construidas se van dando, porque como dice Paul Krugman, la economía es mas que todo una fluida colección de historias’.

En las últimas semanas, alrededor del mundo y donde el sistema de seguridad social lo permite, solicitaron su seguro de desempleo, solo en EE. UU. más de 16 millones de trabajadores. Una cifra que el sistema no había visto o enfrentado y que seguirá creciendo. Esto es consecuencia de la medida de distanciamiento social y las restricciones de movilidad, más el miedo. El sector de servicios es el más afectado, con desempleo o falta de generación de ingresos mínimos. En las áreas en que existe más impacto del Covid-19, hay más impacto en desempleo. Mientras que el problema del hambre ha impactado de manera generalizada en todo el Ecuador… y el mundo, sea epicentro epidemiológico o no. Las donaciones se hacen presentes, bancos de alimentos activados, policías y militares en gestiones heroicas. Ni qué decir del personal médico… al que ojalá lo valoren igual o más que al deportista estrella.

La economía es acerca de personas, específicamente es acerca de cómo las personas hacen su vida o se desenvuelven en el mundo: cómo producen para vivir y cómo gastan esos ingresos. A partir de esto se van construyendo otras teorías económicas muy bien utilizadas y analizadas por los especialistas, desde cómo China si crece afecta positiva o negativamente a una parte de la economía mundial y la naturaleza (extinción de especies, cambio climático, polución, residuos), y si se paraliza, entonces afecta a otra parte del mundo. Y estas teorías hacen que los economistas puedan predecir una variedad -no todo- de cambios en el comportamiento humano.

Adam Smith definió como “la mano invisible” del mercado a un fenómeno basado en lo predecible de este. Nosotros por ejemplo, como consumidores predecimos que al ir al supermercado, o pedir en línea en estos momentos, habrá huevos, pollo y bananas a la venta. El supermercado en cambio predice que el distribuidor o empresa productora entregará huevos, pollo y bananas regularmente. Esta empresa predice que los agricultores entregarán, por ejemplo, maíz para alimentar las gallinas, o el distribuidor pensará que el agricultor entregará bananas. Todo esto en realidad pasa a diario, nadie lo cuestiona y se encuentra usualmente disponible. Nadie controla el proceso, las relaciones construidas se van dando, porque como dice Paul Krugman, la economía es más que todo una fluida colección de historias.

La simplificación descrita, es lo que nos ayuda a entender la belleza de la economía, de las relaciones, del propósito y sueño del agricultor, empresario, distribuidor, y consumidor; que debe basarse en un manejo de finanzas y tributos transparente por parte de los reguladores, aquellos que ven desde afuera lo que otros producen y que en teoría tratan de que exista equilibrio, compensación y bienestar. Pero esta fluidez esta a punto de agotarse, tal vez la estocada final es una propuesta fiscal de apoyo solidario, tal vez es la falta de discusión y de acuerdo de cuándo es necesario volver a trabajar, de preguntarle al privado cómo cree será idónea esta vuelta. El Estado no solo puede intervenir y meter las manos en bolsillo ajeno y decir cuánto más debe sudar la frente de todos, sino escuchar al dueño de la herida e iniciar el retorno a un brillante futuro de valores humanos en la economía.